miércoles, 15 de junio de 2016

Relajarse con las medidas preventivas... ¡Mal asunto!



En efecto, cuando unas veces por falta de información e inexperiencia en los comienzos y otras por considerar que ya se tiene todo aprendido y superado,  aparece una cierta desidia y abandono, que conlleva que las medidas preventivas, poco a poco vayan relajándose considerablemente.
Esa relajación, lleva consigo la falta cada vez más habitual a las terapias de grupo, no prestar tanta atención al control del dinero y del tiempo, empezar a hacer cosas aún a sabiendas que con ellas se corre un peligro innecesario… y un largo etcétera. En eso precisamente está el "mal asunto" del título y es que “tanto va el cántaro a la fuente que termina por romperse”. De repente nos encontramos con una recaída y decimos “no sé qué ha podido pasar, si yo lo estoy haciendo todo bien” ¡Mentira! De haber hecho todo bien, esa recaída no se hubiese producido y lo que es peor, nosotros lo sabíamos perfectamente.
¡Pero claro! acudir a todas las terapias posibles, o cumplir cualquier otra norma correctamente aunque no nos guste, sin poner cualquier disculpa tonta, como: es que hoy no me apetece, es que estoy cansadísimo del trabajo, es que como hace tan bueno me apetece más ir a dar un paseo, es que ahora juega mi equipo,… en fin, ya sabéis ¡es que, es que, es que… Escusas y más escusas! En ocasiones, parece que cualquier cosa es válida, para dejar de asistir y participar en la única cosa, que a la postre nos va a permitir salir de toda esa basura, que en su día, nos arrastró a la asociación después de destrozar nuestra vida y la de quienes viven con nosotros.

Por supuesto, después vienen las consecuencias y los lamentos en forma de recaídas o supuestos tropezones, como a algunos les da por decir, a mi juicio (si es que tengo algo de ello) eso de los tropezones, no es más que tratar de minimizar el problema, puesto que en muchas ocasiones, si esos pequeños tropezones no son “pillados” por terceras personas, directamente se "pasa" de ellos sin darles mayor importancia, pero eso sí, seguramente volviéndolos a repetir cada vez más asiduamente, empezando de nuevo ese círculo que en su día nos llevó primero a la ludopatía y más tarde si somos de los afortunados, a una asociación de autoayuda. ¡Sí! si somos de los afortunados, puesto que a pesar que en las muchas asociaciones repartidas por el mundo participa mucha gente, no deja de ser más que un pequeño porcentaje de las personas que tienen serios problemas para controlar el juego en su vida cotidiana, o directamente ya son incapaces de hacerlo en su totalidad, habiendo pasado a ser de jugadores problemáticos a ludópatas. Con lo cual, si bien es cierto que nunca llegarán a curarse de su adicción, si podrán tener la oportunidad de rehabilitarse, para ser capaces de llevar una vida normal, pero sin juego en activo por su parte, por mucho que el juego de azar y las apuestas inunden cada día más y más nuestro entorno.

Como seguramente ya habréis apreciado, he estado hablando continuamente en primera persona a pesar de ser familiar y no ludópata, eso es debido, a que la atención al fiel cumplimiento de las medidas preventivas, es cuestión de todos, enfermos y familiares por igual, aunque como es lógico, lo ideal es que el enfermo siempre vaya un paso por delante en su cumplimiento. Pero como digo, también es muy importante la aportación de esa constancia por parte del familiar por diversos motivos, como el de dar seguridad al enfermo en momentos de bajón, en los que podría dejar de incumplir las normas total o parcialmente, también al ofrecerle seguridad en sí mismo, al ver que no está solo en el camino de su rehabilitación y por supuesto a la hora de conseguir una tranquilidad y estabilidad emocional del propio familiar, que de no cumplir con su parte, nunca llegaría a ser posible.
Hasta pronto.