jueves, 21 de enero de 2016

Cerrar los ojos a la realidad.


Cerrar los ojos a la realidad y tratar de engañar a todos empezando por uno mismo, es más frecuente de lo deseable en esta enfermedad.

Cuando alguien no afronta los hechos, no atendiendo a razones y desatiende ofertas sinceras de ayuda que se le tienden, lo lógico es que todo le vaya de mal en peor. Es sabido que la unión hace la fuerza, pero sin embargo unas veces por vergüenzas y remordimientos absurdos, otras por querer salirnos con la nuestra cueste lo que cueste y otras por vaya usted a saber qué, el caso es que nos complicamos la vida sin necesidad. Con lo fácil que resultaría hacer caso de quienes ya han pasado por algo así antes que nosotros, pero claro para eso habría que reconocer que nos hemos equivocamos al no cumplir las medidas preventivas. Medidas que si están ahí, es por algo más que por tratar de fastidiar a nadie con prohibiciones absurdas, solo porque sí.

Resultaría muy raro encontrar algún adulto a quien le gustase que otra persona le controlase hasta los más mínimos gastos, con quién se relaciona, en qué emplea su tiempo y así con casi todo el resto de sus actividades. Es comprensible que en ciertos momentos quien está siendo controlado, se sienta estresado y hasta agobiado, pero por desgracia en ciertas circunstancias algo así es necesario. La ludopatía es una de ellas; un ludópata cuando empieza la rehabilitación de su adicción, para ciertas cosas es como un recién nacido, que necesita que alguien vele por él. Alguien que ponga la sensatez y fuerza de voluntad, que la adicción absorbe cual agua derramada en las ardientes arenas del desierto.
¡Lo tengo todo muy claro! ¡No me pasa nada! ¡Sé lo que quiero! Y bla, bla, bla; son expresiones que se dicen con frecuencia en las reuniones de grupo, ¡Estoy genial!... Si claro, eso sería bueno si no fuera porque también con frecuencia quienes más usan esas expresiones, son aquellos que menos tiempo llevan asistiendo a las reuniones y quienes a la más mínima oportunidad o disculpa, como un partido de fútbol o cualquier otra excusa, rápidamente la aprovechan para dejar de ir. Ese es uno de los mayores problemas con los que se puede topar en las asociaciones, la falta de concienciación de algunos de sus integrantes más recientes.
No asumir que la ludopatía es más peligrosa de lo que vista desde fuera puede parecer, lleva a que no se sepa apreciar la importancia de saber priorizar las cosas. Qué si te gusta, ver un partido de fútbol en tu tiempo libre no es malo, no lo discute nadie, es más, se ánima a la gente a ocupar el tiempo libre en realizar actividades y hobbies que les gusten y relajen, siempre y cuando claro está no tengan nada que ver con el juego de azar y las apuestas. Pero incluso eso a lo que se ánima, se tiene que realizar con mesura y sin quitar tiempo a cosas más importantes y amigos míos… ¡Para un ludópata no existe nada más importante que su rehabilitación!
Si alguien se encuentra en una situación parecida, que recapacite, que no pasa nada.

¡Ánimo! Que por algo se dice que rectificar es de sabios.

Hasta pronto

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