domingo, 21 de septiembre de 2014

Nueva terapia y nuevos disgustos.




Pues sí compañeros ¡Que le vamos a hacer! Esto es así, es lo que hay. Uno de los compañeros que recayó durante estas vacaciones, vino a la terapia de ayer, con el ánimo de decirnos que vendría a esta terapia en particular y posiblemente a su cita con el psicólogo, pero que después dejaría de seguir asistiendo a las terapias, porque lo de seguir las normas “no era para él” (algo que por cierto me sorprende mucho, por la práctica que debería tener en acatar y seguir normas, dada su profesión).
En fin, espero que recapacite y se dé cuenta que dejar las terapias, es uno de los mayores errores que puede cometer en su vida debido a su enfermedad. Enfermedad que sin duda, aún no tiene asimilada y mucho menos comprendida, por lo tanto y por mucho que se le diga, me temo que no servirá de nada hasta que sea demasiado tarde, para evitar un terrible batacazo; sí, ese gran tropiezo en el que algunos acaban por abrir los ojos y comprender por las malas, que lo que se les avisaba que podría pasar, no era una fantasía, o el deseo de infundirles un miedo exagerado, sino que tan solo era el deseo de prevenirles de una pequeña parte de lo que en realidad podría y tal vez por desgracia, ya se habría convertido su vida cotidiana: el caos, un desastre total, en todos sus aspectos, personal, familiar, laboral y social.

Lo cierto es que tiene algunas cosas en su contra.
La primera, tal y como no puede ser de otra manera, su enfermedad o adicción; que le tiene atrapado y no le permite ver y percibir las cosas como realmente son, y no como a él le gustaría que fuesen.
La segunda, como ya resaltó en la terapia otro compañero, su juventud; se encuentra en esa fase en la que nos creemos ser capaces de cargar con el mundo entero, y poder con esa pesada carga por los siglos de los siglos. Un problema que se les suele presentar mayoritariamente, a quienes todo les ha venido rodado en la vida y por lo tanto creen que con querer una cosa ya está todo conseguido. Lo malo es que eso no es así ni mucho menos, si bien es cierto que querer es poder, no es menos cierto que para lograr lo que se quiere se tiene que realizar un esfuerzo acorde con ese deseo, en este caso la rehabilitación; algo que ni es fácil, ni rápido de conseguir y que implica un esfuerzo titánico por parte de quienes pretenden llevarla a cabo.
La tercera, esa soberbia típica del ludópata, que potencia en grado sumo, la que podemos tener cualquier persona en general. En este caso en particular, es como un espeso cóctel, en el que se mezclan todos esos ingredientes, dejando como producto un brebaje que al igual que en el cuento de la bella durmiente, adormece los sentidos de quienes los prueban, perdiendo con su ingesta cualquier atisbo de sensatez. Esperemos que al igual que en dicho cuento, los efectos de esa “pócima” no sean permanentes y tengan fecha de caducidad.

Por otra parte, esa misma juventud si se encauza bien, es algo que le permitiría poder perder mucho menos tiempo de su vida, azotado por esta terrible enfermedad. Pero por supuesto para ello tendría que ponerse manos a la obra cuanto antes mejor y dejarse de fantasías y egoísmos de "yo quiero, yo quiero, yo quiero" y centrarse más en lo realmente importante y prioritario en la vida. Y a ser posible evitar de esa manera, encabezamientos de cartas como la de la primera imagen. Aún está a tiempo de ello, entonces ¿por qué no prevenir algo así?

No quiero alargarme mucho más en este comentario, pero no me gustaría pasar por alto el detalle de que al menos este compañero,
ha tratado de dar la cara ante los demás, contando su versión y punto de vista de los hechos. Algo que por el contrario no ha hecho ni de lejos, otro compañero que si bien en la terapia anterior dejo “caer” en el último minuto, para no dar posibilidad de debate, que él también ha recaído en estas vacaciones. Sin embargo pasó la terapia de ayer de pies juntillas sin abrir la boca para nada, intentando pasar desapercibido, como si la cosa no tuviera que ver con él, eso a pesar que su situación podría calificarse sin ningún tipo de duda, y sin ánimo de justificar para nada el comportamiento del compañero citado anteriormente, de mucho peor; puesto que dicha recaída y sobre todo su actitud podría reportarle en breve, serias dificultades con la ley.

Como siempre y desde luego, esto no deja de ser más que mi punto de vista; y por supuesto y también como siempre sin tratar de ofender, ni criticar a nadie tan solo pretendo dar mi opinión al respecto, por si pudiera servir de ayuda y reflexión a alguien, en un caso igual o parecido.

Hasta pronto.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Fin de vacaciones y regreso a la asociación.



Ayer miércoles, tuvimos la primera terapia en la asociación después de las vacaciones, el regreso en cuanto a recaídas se refiere, fue desastroso.
Tres compañeros nos dijeron haber recaído durante el mes y medio en que no hay terapias en la asociación; y digo bien, “mientras no hay terapias” puesto que recordemos que en realidad la asociación no cierra nunca. De hecho en ese mismo tiempo se han realizado siete nuevas acogidas, lo cual deja claro, que quien quiere ponerse en contacto con la asociación, o con cualquiera de sus integrantes en particular, siempre puede hacerlo vía telefónica o Web.

De estas tres recaídas, dos de ellas han sido por parte de compañeros que llevan tan solo unos meses en la asociación y que o bien, porque se han confiado en exceso tanto ellos como sus familiares, o por no tomarse su situación en serio a pesar de ser extremadamente delicada, lo cierto es que las tentaciones y este mes y medio de vacaciones sin terapia, han podido con ellos. La tercera sin embargo, ha sido por parte de un compañero que está con nosotros desde hace unos cuatro años, en los que a mi forma de ver creo que no ha terminado de integrarse y adaptarse tanto a la asociación, como a lo que implica ser ludópata y la serie de medidas preventivas que se tienen que seguir, para una correcta rehabilitación. Espero no tarde en darse cuenta y en ponerle remedio y por supuesto, que sepa que puede contar con todos nosotros para ello.

Estamos de acuerdo que en la rehabilitación, lo que se busca y pretende es que la persona que haya caído en las garras de una adicción (en este caso ludopatía)
pueda volver a ser capaz de regir su vida de forma autónoma, con la única restricción del juego. Pero para conseguir eso es imprescindible seguir una serie de normas, sin tratar de adaptarlas a nuestro parecer y capricho; una cosa es adaptarlas por necesidad y otra muy distinta, porque sí.
Pongamos por ejemplo, la medida preventiva de no entrar solos (donde “solos” se refiere, sin la compañía de alguien que sepa de nuestra enfermedad) en lugares donde haya juego, ya sea a tomar un café, leer el periódico, o comprar el pan ¡Anda que no hay lugares donde comprar el pan, que no sean un kiosco donde sellen quinielas y primitivas! Entrar en el bar a tomar un café sin compañía, puede perfectamente suplirse; en cambio estar trabajando de camarero en un bar o cafetería, es una cuestión distinta y supongo que todos sabéis a lo que me refiero, se trata de poner intención y ganas en salir del juego y no tan solo dejarse llevar por los acontecimientos.


Otro compañero (familiar en este caso) nos comunicó, que tanto él como el enfermo a quien acompaña, ponían fin a su etapa entre nosotros por pura saturación. Debido a las constantes recaídas y a la existencia de otro problema añadido, han decidido probar en otra asociación y ver si el cambio, produce el resultado positivo tan buscado y deseado. Desde aquí, les mando mis mejores deseos para ellos y espero por su bien, tanto a nivel individual como en común; que consigan encontrar por fin el camino.
¡ÁNIMO COMPAÑEROS!

Tan solo me resta por decir en esta ocasión, que espero que los nuevos compañeros, que ayer tuvieron su primera terapia, sacasen alguna conclusión positiva de ella; como por ejemplo, que la ludopatía no es para tomársela a broma y que dos de sus mayores enemigos son, el exceso de confianza y la dejadez en el seguimiento de las medidas preventivas; que son en su conjunto, el único tratamiento efectivo para conseguir una rehabilitación duradera, no un mero periodo más o menos largo de abstinencia.

Hasta pronto.