lunes, 21 de julio de 2014

La comunicación.





Por falta de comunicación se mantienen muchos miedos, por falta de comunicación se cometen muchas tonterías, por falta de comunicación vivimos intranquilos, por falta de comunicación… Es lamentable que sabiendo todo eso a lo que nos encamina la falta de comunicación, sigamos empecinados en mantener la misma rutina que nos lleva a tales situaciones.



Lo malo es que puesto así letra a letra del tirón, todo se ve fácil y llevadero. Sé que manteniendo una comunicación sincera con mi entorno las cosas funcionan mejor, que dialogo con los demás y ya está; pero en la realidad del día a día es mucho más complicado de lo que parece. La convivencia puede y de hecho provoca, un montón de sentimientos y emociones encontrados entre sí.

Por parte del enfermo:
.- Quiero ser sincero y transparente pero a la vez no causar más dolor a los demás.
.- Me gustaría contar como me siento, pero sin intranquilizar a nadie.
.- Si cuento esto después de tantas mentiras ¿me creerán?
Y así, un largo etcétera.

Por parte del familiar:
.- ¿Cómo lo hago? Si pregunto dice que le estoy acosando… Si no pregunto, que no me preocupo por lo que le pase.
.- Esta vez ¿estará diciendo la verdad? No sé si creerle… si al menos comentase algo más, me tranquilizaría.
Y suma y sigue…

En las asociaciones, los compañeros más veteranos nos enseñan cómo superar esas situaciones,
contándonos cómo lo hicieron ellos en su momento. De todas esas vivencias los demás podemos coger las que más se asemejen a nuestra situación personal y aplicarlas en nuestro caso particular, eso sí, siendo honestos con nosotros mismos y no tratar de cubrir las apariencias y ya está, porque de hacerlo así, el principal engañado y perjudicado es uno mismo.

Extenderse algo más que un simple “bien” o “como siempre” cuando se nos pregunta cómo nos encontramos, o preguntar a la otra persona “¿Qué tal el día? Puede ser el comienzo de una conversación, que lleve a cosas más trascendentales e importantes, que de otra manera y en frio no sepamos cómo plantear.
Hasta pronto.

sábado, 5 de julio de 2014

Cambio de hábitos y costumbres.




Tratado el 17/12/2013.

El sábado pasado hablamos sobre la necesidad de cambiar los viejos hábitos, que arrastran al ludópata irremisiblemente al juego una y otra vez. La verdad es que llama la atención ver lo empecinados que están algunos en resistirse a cambiar las conductas que saben a ciencia cierta por mucho que lo nieguen, que son contraproducentes para ellos, puesto que les incita en el mejor de los casos a tener el juego presente en sus cabezas y en el peor a una recaída.

 Si se les dice que no es conveniente para ellos, manejar más dinero de forma habitual, que el estrictamente necesario para tener sus necesidades básicas cubiertas… rápidamente salen con el “por si acaso,” si se les dice que no es conveniente que frecuenten lugares donde haya juego…  que solo entran para leer el periódico o tomar un café, tres cuartos de lo mismo pasa con lo de ser sincero y transparente… que si me da vergüenza… que si no me van a entender… que si patatín y patatán, el caso es poner pegas y más pegas, a todas sugerencias que se les hace desde la experiencia de haber pasado por situaciones semejantes; como si no hubiesen comprobado ya en ocasiones anteriores por ellos mismos, la veracidad de estas recomendaciones.
Además de todo eso se cuenta con un factor que puede llegar a ser letal tanto para los enfermos como para los familiares
«el exceso de confianza»
Confiarnos en exceso hace que se baje la guardia y que de hacer algún cambio se realice de forma parcial, algo tremendamente peligroso tal y como hemos dicho antes.

En conclusión:
Si hemos decidido dejar el juego atrás, salir de esa forma de vida miserable que la adicción al juego nos hacía llevar y para ello acudimos a una asociación de autoayuda ¿por qué no lo hacemos con todas sus consecuencias de una vez por todas, siguiendo las instrucciones que en ella nos enseñan?

Hasta pronto.

martes, 1 de julio de 2014

¿Qué significado tiene la asociación para ti?


¡Hola! sí ya sé que sigo retrasado, espero ponerme pronto al día.

El pasado miércoles el 25 la terapia fue separada y hablamos de lo que significa la asociación tanto para el ludópata como para los familiares. Este suele ser el tema en el que mayor consenso tenemos siempre, esto es así por la gran importancia que tiene la asociación en la rehabilitación; desde luego personalmente creo que sin ella mi familia más cercana estaría rota hace mucho tiempo.

Gracias a ella tuvimos un lugar donde aprender lo necesario sobre que es realmente la ludopatía y como poder luchar contra ella con ciertas esperanzas de éxito, algo que intentamos anteriormente por nuestra cuenta en distintas ocasiones, pero que por desconocimiento sobre el tema enfocamos equivocadamente.

La asociación también se convirtió en el único lugar donde nos sentíamos comprendidos, pudiendo por lo tanto hablar sin tapujos ni censuras, de todo lo que nos preocupaba; en ella comprendimos que preguntar a quienes tenían más experiencia que nosotros, sobre las situaciones cotidianas que nosotros no éramos capaces de afrontar adecuadamente, era la mejor manera de encontrar soluciones válidas.
Limitarse a acudir a la asociación y esperar a que alguien hable de algo parecido a lo que a nosotros nos preocupa, no da buenos resultados, primero porque aún en el caso de que alguna vez se tratase un caso parecido, habríamos perdido tontamente un tiempo precioso, que de haber preguntado, tal vez podríamos ocupar en otras cuestiones después de resolver lo que nos preocupaba cuando hicimos la pregunta. Y además aunque las vivencias de los componentes de la asociación tienen mucho en común, también como es lógico tienen sus diferencias y por lo tanto lo que es válido para uno, puede no serlo tanto para otro, cuya situación presente matices distintos.

Personalmente estoy muy agradecido a las dos asociaciones de las que hemos formado parte. Siendo este uno de los motivos, por los que seguimos asistiendo a la mayor parte de las reuniones de grupo que podemos. Si a mi familia le vino bien cuando entramos por primera vez, encontrar gente con amplia experiencia dispuesta a echarnos una mano en todo lo que estuviese a su alcance, es de recibo pagar con la misma moneda a quienes entren nuevos, ahora que a nosotros nos va bien y tenemos cierta experiencia.

Existe un refrán que va como anillo al dedo en esta cuestión:
«Amor con amor se paga»

Hasta pronto.