domingo, 21 de septiembre de 2014

Nueva terapia y nuevos disgustos.




Pues sí compañeros ¡Que le vamos a hacer! Esto es así, es lo que hay. Uno de los compañeros que recayó durante estas vacaciones, vino a la terapia de ayer, con el ánimo de decirnos que vendría a esta terapia en particular y posiblemente a su cita con el psicólogo, pero que después dejaría de seguir asistiendo a las terapias, porque lo de seguir las normas “no era para él” (algo que por cierto me sorprende mucho, por la práctica que debería tener en acatar y seguir normas, dada su profesión).
En fin, espero que recapacite y se dé cuenta que dejar las terapias, es uno de los mayores errores que puede cometer en su vida debido a su enfermedad. Enfermedad que sin duda, aún no tiene asimilada y mucho menos comprendida, por lo tanto y por mucho que se le diga, me temo que no servirá de nada hasta que sea demasiado tarde, para evitar un terrible batacazo; sí, ese gran tropiezo en el que algunos acaban por abrir los ojos y comprender por las malas, que lo que se les avisaba que podría pasar, no era una fantasía, o el deseo de infundirles un miedo exagerado, sino que tan solo era el deseo de prevenirles de una pequeña parte de lo que en realidad podría y tal vez por desgracia, ya se habría convertido su vida cotidiana: el caos, un desastre total, en todos sus aspectos, personal, familiar, laboral y social.

Lo cierto es que tiene algunas cosas en su contra.
La primera, tal y como no puede ser de otra manera, su enfermedad o adicción; que le tiene atrapado y no le permite ver y percibir las cosas como realmente son, y no como a él le gustaría que fuesen.
La segunda, como ya resaltó en la terapia otro compañero, su juventud; se encuentra en esa fase en la que nos creemos ser capaces de cargar con el mundo entero, y poder con esa pesada carga por los siglos de los siglos. Un problema que se les suele presentar mayoritariamente, a quienes todo les ha venido rodado en la vida y por lo tanto creen que con querer una cosa ya está todo conseguido. Lo malo es que eso no es así ni mucho menos, si bien es cierto que querer es poder, no es menos cierto que para lograr lo que se quiere se tiene que realizar un esfuerzo acorde con ese deseo, en este caso la rehabilitación; algo que ni es fácil, ni rápido de conseguir y que implica un esfuerzo titánico por parte de quienes pretenden llevarla a cabo.
La tercera, esa soberbia típica del ludópata, que potencia en grado sumo, la que podemos tener cualquier persona en general. En este caso en particular, es como un espeso cóctel, en el que se mezclan todos esos ingredientes, dejando como producto un brebaje que al igual que en el cuento de la bella durmiente, adormece los sentidos de quienes los prueban, perdiendo con su ingesta cualquier atisbo de sensatez. Esperemos que al igual que en dicho cuento, los efectos de esa “pócima” no sean permanentes y tengan fecha de caducidad.

Por otra parte, esa misma juventud si se encauza bien, es algo que le permitiría poder perder mucho menos tiempo de su vida, azotado por esta terrible enfermedad. Pero por supuesto para ello tendría que ponerse manos a la obra cuanto antes mejor y dejarse de fantasías y egoísmos de "yo quiero, yo quiero, yo quiero" y centrarse más en lo realmente importante y prioritario en la vida. Y a ser posible evitar de esa manera, encabezamientos de cartas como la de la primera imagen. Aún está a tiempo de ello, entonces ¿por qué no prevenir algo así?

No quiero alargarme mucho más en este comentario, pero no me gustaría pasar por alto el detalle de que al menos este compañero,
ha tratado de dar la cara ante los demás, contando su versión y punto de vista de los hechos. Algo que por el contrario no ha hecho ni de lejos, otro compañero que si bien en la terapia anterior dejo “caer” en el último minuto, para no dar posibilidad de debate, que él también ha recaído en estas vacaciones. Sin embargo pasó la terapia de ayer de pies juntillas sin abrir la boca para nada, intentando pasar desapercibido, como si la cosa no tuviera que ver con él, eso a pesar que su situación podría calificarse sin ningún tipo de duda, y sin ánimo de justificar para nada el comportamiento del compañero citado anteriormente, de mucho peor; puesto que dicha recaída y sobre todo su actitud podría reportarle en breve, serias dificultades con la ley.

Como siempre y desde luego, esto no deja de ser más que mi punto de vista; y por supuesto y también como siempre sin tratar de ofender, ni criticar a nadie tan solo pretendo dar mi opinión al respecto, por si pudiera servir de ayuda y reflexión a alguien, en un caso igual o parecido.

Hasta pronto.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Fin de vacaciones y regreso a la asociación.



Ayer miércoles, tuvimos la primera terapia en la asociación después de las vacaciones, el regreso en cuanto a recaídas se refiere, fue desastroso.
Tres compañeros nos dijeron haber recaído durante el mes y medio en que no hay terapias en la asociación; y digo bien, “mientras no hay terapias” puesto que recordemos que en realidad la asociación no cierra nunca. De hecho en ese mismo tiempo se han realizado siete nuevas acogidas, lo cual deja claro, que quien quiere ponerse en contacto con la asociación, o con cualquiera de sus integrantes en particular, siempre puede hacerlo vía telefónica o Web.

De estas tres recaídas, dos de ellas han sido por parte de compañeros que llevan tan solo unos meses en la asociación y que o bien, porque se han confiado en exceso tanto ellos como sus familiares, o por no tomarse su situación en serio a pesar de ser extremadamente delicada, lo cierto es que las tentaciones y este mes y medio de vacaciones sin terapia, han podido con ellos. La tercera sin embargo, ha sido por parte de un compañero que está con nosotros desde hace unos cuatro años, en los que a mi forma de ver creo que no ha terminado de integrarse y adaptarse tanto a la asociación, como a lo que implica ser ludópata y la serie de medidas preventivas que se tienen que seguir, para una correcta rehabilitación. Espero no tarde en darse cuenta y en ponerle remedio y por supuesto, que sepa que puede contar con todos nosotros para ello.

Estamos de acuerdo que en la rehabilitación, lo que se busca y pretende es que la persona que haya caído en las garras de una adicción (en este caso ludopatía)
pueda volver a ser capaz de regir su vida de forma autónoma, con la única restricción del juego. Pero para conseguir eso es imprescindible seguir una serie de normas, sin tratar de adaptarlas a nuestro parecer y capricho; una cosa es adaptarlas por necesidad y otra muy distinta, porque sí.
Pongamos por ejemplo, la medida preventiva de no entrar solos (donde “solos” se refiere, sin la compañía de alguien que sepa de nuestra enfermedad) en lugares donde haya juego, ya sea a tomar un café, leer el periódico, o comprar el pan ¡Anda que no hay lugares donde comprar el pan, que no sean un kiosco donde sellen quinielas y primitivas! Entrar en el bar a tomar un café sin compañía, puede perfectamente suplirse; en cambio estar trabajando de camarero en un bar o cafetería, es una cuestión distinta y supongo que todos sabéis a lo que me refiero, se trata de poner intención y ganas en salir del juego y no tan solo dejarse llevar por los acontecimientos.


Otro compañero (familiar en este caso) nos comunicó, que tanto él como el enfermo a quien acompaña, ponían fin a su etapa entre nosotros por pura saturación. Debido a las constantes recaídas y a la existencia de otro problema añadido, han decidido probar en otra asociación y ver si el cambio, produce el resultado positivo tan buscado y deseado. Desde aquí, les mando mis mejores deseos para ellos y espero por su bien, tanto a nivel individual como en común; que consigan encontrar por fin el camino.
¡ÁNIMO COMPAÑEROS!

Tan solo me resta por decir en esta ocasión, que espero que los nuevos compañeros, que ayer tuvieron su primera terapia, sacasen alguna conclusión positiva de ella; como por ejemplo, que la ludopatía no es para tomársela a broma y que dos de sus mayores enemigos son, el exceso de confianza y la dejadez en el seguimiento de las medidas preventivas; que son en su conjunto, el único tratamiento efectivo para conseguir una rehabilitación duradera, no un mero periodo más o menos largo de abstinencia.

Hasta pronto.

lunes, 21 de julio de 2014

La comunicación.





Por falta de comunicación se mantienen muchos miedos, por falta de comunicación se cometen muchas tonterías, por falta de comunicación vivimos intranquilos, por falta de comunicación… Es lamentable que sabiendo todo eso a lo que nos encamina la falta de comunicación, sigamos empecinados en mantener la misma rutina que nos lleva a tales situaciones.



Lo malo es que puesto así letra a letra del tirón, todo se ve fácil y llevadero. Sé que manteniendo una comunicación sincera con mi entorno las cosas funcionan mejor, que dialogo con los demás y ya está; pero en la realidad del día a día es mucho más complicado de lo que parece. La convivencia puede y de hecho provoca, un montón de sentimientos y emociones encontrados entre sí.

Por parte del enfermo:
.- Quiero ser sincero y transparente pero a la vez no causar más dolor a los demás.
.- Me gustaría contar como me siento, pero sin intranquilizar a nadie.
.- Si cuento esto después de tantas mentiras ¿me creerán?
Y así, un largo etcétera.

Por parte del familiar:
.- ¿Cómo lo hago? Si pregunto dice que le estoy acosando… Si no pregunto, que no me preocupo por lo que le pase.
.- Esta vez ¿estará diciendo la verdad? No sé si creerle… si al menos comentase algo más, me tranquilizaría.
Y suma y sigue…

En las asociaciones, los compañeros más veteranos nos enseñan cómo superar esas situaciones,
contándonos cómo lo hicieron ellos en su momento. De todas esas vivencias los demás podemos coger las que más se asemejen a nuestra situación personal y aplicarlas en nuestro caso particular, eso sí, siendo honestos con nosotros mismos y no tratar de cubrir las apariencias y ya está, porque de hacerlo así, el principal engañado y perjudicado es uno mismo.

Extenderse algo más que un simple “bien” o “como siempre” cuando se nos pregunta cómo nos encontramos, o preguntar a la otra persona “¿Qué tal el día? Puede ser el comienzo de una conversación, que lleve a cosas más trascendentales e importantes, que de otra manera y en frio no sepamos cómo plantear.
Hasta pronto.

sábado, 5 de julio de 2014

Cambio de hábitos y costumbres.




Tratado el 17/12/2013.

El sábado pasado hablamos sobre la necesidad de cambiar los viejos hábitos, que arrastran al ludópata irremisiblemente al juego una y otra vez. La verdad es que llama la atención ver lo empecinados que están algunos en resistirse a cambiar las conductas que saben a ciencia cierta por mucho que lo nieguen, que son contraproducentes para ellos, puesto que les incita en el mejor de los casos a tener el juego presente en sus cabezas y en el peor a una recaída.

 Si se les dice que no es conveniente para ellos, manejar más dinero de forma habitual, que el estrictamente necesario para tener sus necesidades básicas cubiertas… rápidamente salen con el “por si acaso,” si se les dice que no es conveniente que frecuenten lugares donde haya juego…  que solo entran para leer el periódico o tomar un café, tres cuartos de lo mismo pasa con lo de ser sincero y transparente… que si me da vergüenza… que si no me van a entender… que si patatín y patatán, el caso es poner pegas y más pegas, a todas sugerencias que se les hace desde la experiencia de haber pasado por situaciones semejantes; como si no hubiesen comprobado ya en ocasiones anteriores por ellos mismos, la veracidad de estas recomendaciones.
Además de todo eso se cuenta con un factor que puede llegar a ser letal tanto para los enfermos como para los familiares
«el exceso de confianza»
Confiarnos en exceso hace que se baje la guardia y que de hacer algún cambio se realice de forma parcial, algo tremendamente peligroso tal y como hemos dicho antes.

En conclusión:
Si hemos decidido dejar el juego atrás, salir de esa forma de vida miserable que la adicción al juego nos hacía llevar y para ello acudimos a una asociación de autoayuda ¿por qué no lo hacemos con todas sus consecuencias de una vez por todas, siguiendo las instrucciones que en ella nos enseñan?

Hasta pronto.

martes, 1 de julio de 2014

¿Qué significado tiene la asociación para ti?


¡Hola! sí ya sé que sigo retrasado, espero ponerme pronto al día.

El pasado miércoles el 25 la terapia fue separada y hablamos de lo que significa la asociación tanto para el ludópata como para los familiares. Este suele ser el tema en el que mayor consenso tenemos siempre, esto es así por la gran importancia que tiene la asociación en la rehabilitación; desde luego personalmente creo que sin ella mi familia más cercana estaría rota hace mucho tiempo.

Gracias a ella tuvimos un lugar donde aprender lo necesario sobre que es realmente la ludopatía y como poder luchar contra ella con ciertas esperanzas de éxito, algo que intentamos anteriormente por nuestra cuenta en distintas ocasiones, pero que por desconocimiento sobre el tema enfocamos equivocadamente.

La asociación también se convirtió en el único lugar donde nos sentíamos comprendidos, pudiendo por lo tanto hablar sin tapujos ni censuras, de todo lo que nos preocupaba; en ella comprendimos que preguntar a quienes tenían más experiencia que nosotros, sobre las situaciones cotidianas que nosotros no éramos capaces de afrontar adecuadamente, era la mejor manera de encontrar soluciones válidas.
Limitarse a acudir a la asociación y esperar a que alguien hable de algo parecido a lo que a nosotros nos preocupa, no da buenos resultados, primero porque aún en el caso de que alguna vez se tratase un caso parecido, habríamos perdido tontamente un tiempo precioso, que de haber preguntado, tal vez podríamos ocupar en otras cuestiones después de resolver lo que nos preocupaba cuando hicimos la pregunta. Y además aunque las vivencias de los componentes de la asociación tienen mucho en común, también como es lógico tienen sus diferencias y por lo tanto lo que es válido para uno, puede no serlo tanto para otro, cuya situación presente matices distintos.

Personalmente estoy muy agradecido a las dos asociaciones de las que hemos formado parte. Siendo este uno de los motivos, por los que seguimos asistiendo a la mayor parte de las reuniones de grupo que podemos. Si a mi familia le vino bien cuando entramos por primera vez, encontrar gente con amplia experiencia dispuesta a echarnos una mano en todo lo que estuviese a su alcance, es de recibo pagar con la misma moneda a quienes entren nuevos, ahora que a nosotros nos va bien y tenemos cierta experiencia.

Existe un refrán que va como anillo al dedo en esta cuestión:
«Amor con amor se paga»

Hasta pronto.

miércoles, 25 de junio de 2014

¿Cuándo creemos que un ludópata llega a estar rehabilitado?




En primer lugar perdonar por el retraso en poner la entrada, pero entre que el domingo estuvimos de campo en la asociación (lo pase genial) y que el lunes empecé a trabajar de nuevo (¡Ufff! ya era hora, veremos lo que dura según están las cosas) ando un poco ajetreado.


Bueno a lo que iba, el caso es que el sábado tratamos el tema de cuándo creemos que un ludópata está rehabilitado y si todo lo que conlleva el proceso de rehabilitación, es realmente necesario o no, según la opinión de cada uno.


Ante esas preguntas mis respuestas fueron:

-        Que yo creo que SI es completamente necesario un proceso de rehabilitación, puesto que la ludopatía es una adicción muy fuerte y genera en el ludópata tal grado de dependencia, que trastoca por completo toda su vida y la forma de vivirla, mientras está en activo. También colateralmente y como un agravante más, esa situación implica a su entorno especialmente a todos aquellos con los que convive de forma habitual.
-        Que pienso que puede considerar que un ludópata esta rehabilitado, cuando es capaz de manejar de forma autónoma su vida, siguiendo una serie de medidas preventivas, que eviten en gran parte caer en posibles tentaciones, sirviendo a su vez de escudo en el caso de que estas se produzcan.

En esta segunda cuestión añadí un matiz que generó controversia. Dije y por cierto, no es la primera vez que lo he dicho, que no considero el tiempo el factor primordial en la rehabilitación. A mi parecer el factor primordial en una rehabilitación, es el buen trabajo realizado durante ese tiempo y no los años de permanencia en una asociación, que por supuesto considero importantes. Nadie se rehabilita de la noche a la mañana, por muy bien que siga las medidas preventivas y por mucho que se esfuerce en lograrlo. Para ello es necesario un largo periodo de tiempo, pero un largo periodo de tiempo bien aprovechado; si nos limitamos a asistir a las terapias sin poner nada más por nuestra parte, que decir en ellas lo que los demás quieren oír, sin esforzarnos para que eso que decimos se transforme en algo real, por mucho tiempo o años que pasen seguiremos en una situación igual o parecida, tal vez incluso peor,… casos así conocemos más de uno.
Por lo tanto y resumiendo, bajo mi punto de vista.

Ø  Es necesaria una rehabilitación: Si.
Ø  Es posible una rehabilitación: Si.
Ø  Es importante el tiempo en una rehabilitación: Si, pero solo si se aplica para bien, lo aprendido en ese tiempo. Saber lo que se tiene que hacer, pero no hacerlo manteniendo esa actitud en el tiempo, a mi modo de ver es justo lo contrario de lo que significa rehabilitación.

Hasta pronto.

jueves, 19 de junio de 2014


Tema libre.

Ayer miércoles Tuvimos tema de terapia libre y por lo tanto hablamos de varias cosas, pero en especial de dos:

·        La importancia de la concienciación por parte del enfermo, de que las medidas preventivas
están “para algo” y “por algo”. “Para algo”, como el cerrar puertas de acceso al juego, por medio del control del dinero, también del tiempo que antes se empleaba en el juego y con la sinceridad hacía las personas de nuestro entorno que puedan prestarnos ayuda y apoyo, aunque tan solo sea a la hora evitar poder jugar delante de ellos y que de paso nos induzcan al enfermo con invitaciones hacia el juego. Y “por algo”, por todo el cumulo de experiencias vividas por los ludópatas y familiares que han pasado por las múltiples asociaciones repartidas por el mundo y los diversos estudios realizados por profesionales de la medicina psicológica, que desde hace muchos años vienen compartiendo sus experiencias los unos y estudios los otros, para tratar de encontrar la mejor manera para mantener al ludópata en una inactividad absoluta en la práctica del juego, por mucho que vivamos rodeados por él en nuestra vida cotidiana.
·        La importancia de la participación del familiar, en la rehabilitación del enfermo.
Si bien es verdad que es el enfermo, quien tiene en su mano la posibilidad del éxito o del fracaso en la rehabilitación, el familiar también puede jugar un papel muy importante en dicha rehabilitación, para bien o para mal. Motivando y alentando el trabajo realizado, o por el contrario poniendo trabas continuas al enfermo por medio de reproches y actuaciones indebidas por su parte si es que realmente pretende ayudar y apoyar al enfermo; para ello claro está, resulta indispensable que el enfermo acepte de buen grado esa ayuda.


Buena parte del éxito o fracaso en la rehabilitación, depende de esos dos pasos y cuanto antes se llegue a comprenderlo antes se pasará de la simple abstinencia a una verdadera rehabilitación. Otra buena parte de culpa en cómo vaya la rehabilitación, la motivan los prejuicios sociales, algo a lo que se resta importancia en ocasiones cuando se habla de ello, pero que en realidad marca mucho la trayectoria en todo el proceso, el miedo al qué dirán y al qué pensarán de mí, a que me puedan perjudicar si digo o hago, esto o aquello otro; hace que en ocasiones no se cumplan las medidas preventivas en su totalidad y tal y como son, eludiendo algunas de ellas o modificándolas a nuestro antojo para evitarnos situaciones “incomodas” que sin embargo de haber llevado a cabo hubiesen podido evitar, tentaciones e incluso alguna recaída.

No me gustaría cerrar este comentario sin mandar un mensaje de ánimo a un compañero, que nos comunicó ayer que si bien no ha recaído en el juego, si lo ha hecho en otra adicción que padece, bueno, más bien,… que en realidad nunca la detuvo del todo, “picoteando” en ella de vez en cuando. Motivo por el cual se sentía muy estresado y agobiado, al mantener cada vez más la conciencia intranquila, por su falta de sinceridad ante las preguntas de compañeros de asociación, cuando se interesaban por su estado de salud y anímico, mintiendo a todos, familiares incluidos para poder seguir manteniendo oculta su actuación ante esa otra adicción.
¡¡¡Compañero, ánimo y sigue adelante con tu decisión de tratarte también tu otra adicción!!! Pero tomate las cosas en serio, por tu salud emocional y física.

Hasta pronto.

domingo, 15 de junio de 2014

Sinceridad y transparencia.



Tratado el  17/11/2013.

La sinceridad y transparencia son dos cualidades de las personas, que a todo el mundo le gustaría que el resto de la gente tuviese al tratar con ellos. Sin embargo no todo el mundo es capaz de darse cuenta que esto no puede ser así, si no es algo recíproco; si tú no eres sincero ni transparente, malamente podrás exigir a los demás que lo sean contigo.
Esa segunda parte de la cuestión se multiplica a cuotas estratosféricas, cuando se aplica a la relación que mantiene un ludópata con el resto de la sociedad y más específicamente con sus familiares y gente cercana.
El ludópata a lo largo de su etapa de jugador, para conseguir dinero, tiempo y cuartadas para esconder su actividad como jugador, se ve obligado a mentir una y otra vez. Mentiras que a su vez llevan a otras, que a su vez llevan a otras más, terminando en una vida en la que todo es mentira, prácticamente hasta su propia existencia, puesto que de no parar a tiempo llegan a convertirse prácticamente en personas irreconocibles a las que eran antes de que el juego arrasara su vida como un tornado, destruyendo todo lo que tocan.

Al comenzar la rehabilitación, necesitan un tiempo de adaptación digamos al mundo real, ese que tiempo atrás abandonaron para sumirse de lleno en su mundo de fantasía; siempre soñando con grandes premios, que les permitiría vivir a lo grande, rodeados de lujo y sin preocuparse de nada, aparte de satisfacer sus caprichos.
Están tan obsesionados con ese mundo fantástico que crearon en base a una mentira tras otra, que ahora al tratar de abandonarlo y centrarse en el mundo real, no saben vivir sin mentir por cualquier cosa, aunque no venga a cuento ni hiciese la menor falta, tan solo se dejan llevar por la costumbre y los hábitos adquiridos en su etapa de jugador.
Es curioso observar que cuando empiezan la rehabilitación y alguien duda de su palabra, se sienten atacados y ofendidos digamos,… más allá de lo normal, tratando de imponer su veracidad con enfados y broncas, en vez de razonando y justificando las cosas tranquila y sosegadamente, sin pararse a pensar que tanto sus familiares como el resto de su entorno también necesitan de un tiempo de adaptación a la nueva situación y que este tiempo será más largo en tanto en cuanto el ludópata no de señales positivas de cambio.

Por otra parte el familiar si quiere ayudar a que este cambio se produzca lo antes posible,
es necesario que asuma y entienda que debe hacer lo posible por que su enfermo cumpla las medidas preventivas en todo momento y ocasión, ser comprensivo con él no quiere decir ser permisivo y dar “vía libre” a todo lo que el enfermo proponga o haga. Existen ciertas limitaciones y obligaciones para el enfermo sobre todo en fase inicial. Si el familiar consiente que superen esos límites, no solo no le están ayudando, sino que están generando en él una falsa sensación de que todo vale y todo está bien, retrasando por tanto la rehabilitación del enfermo y la estabilidad y tranquilidad familiar.

Para conseguir esa integración, estabilidad y tranquilidad por parte de todos, contamos con una magnifica herramienta, muchas veces olvidada o poco usada
LA COMUNICACIÓN, pero la comunicación con mayúsculas, no simplemente hablar de banalidades que no llevan a ninguna parte y por el contrario esconder dentro de nosotros lo que realmente importa: nuestros sentimientos y necesidades cotidianas.

Hasta pronto.

viernes, 13 de junio de 2014

Integración familiar.




Tratado el 28/11/2013.

El miércoles tocamos otra vez este controvertido tema en la asociación. ¿Por qué lo califico de controvertido? A mi modo de ver, me parece obvio que existen diferencias notables entre el modo de verlo por parte de enfermos y familiares. Por supuesto estas se hacen más visibles en las intervenciones de quienes tienen menos tiempo de permanencia en la asociación, pero incluso en los que llevan más tiempo también hay ciertas discrepancias.

También sería bueno aclarar a qué tipo de familia nos referimos en cada momento, puesto que no es lo mismo hablar de la unidad familiar más próxima formada por padres e hijos que conviven juntos, que los que no lo hacen, o del resto de familia, como tíos, primos, abuelos, o demás; con quienes a pesar de poder llevarnos estupendamente, el trato no es tan directo ni frecuente, pero que a pesar de ello pueden llegar a sentirse ofendidos o desplazados, si se enteran de lo que ocurre por otros medios, digamos,… no directos. De ser ese el caso, pudiera darse una reacción un tanto peculiar o no deseada.

Pero dejando ese punto de vista en particular aparte, la integración familiar entiendo que tiene que basarse sobre todo, en la sinceridad y el trabajo entre todos, eso sí yendo siempre el enfermo un paso por delante, puesto que a fin de cuentas; es mucho más probable que en el caso de la ludopatía, la separación entre sus miembros se deba a que el enfermo con su actitud y deseo haya sido quien la haya propiciado, a el caso contrario. Es algo similar a cuando alguien circula en sentido contrario por una autovía y al ver venir a los demás de frente piensa que todos se han equivocado,… qué es posible,… bueno pues sí, pero la verdad es que es altamente improbable.

Hasta pronto.

martes, 10 de junio de 2014

Cómo hacer frente a las deudas.



Tratado el 23/12/2013.

Por desgracia las deudas son algo habitual en el día a día de los ludópatas y sus familias, para hacerlas frente de una manera coherente, en primer lugar es necesario pararse a pensar detenidamente en la situación en que nos encontramos, pero de una forma realista y no de la misma forma impulsiva como suele reaccionar el ludópata cuando está en activo. Es importante tomar decisiones después de haberlas estudiado con alguien de nuestra confianza, para no volver a cometer los mismos errores que nos han llevado a encontrarnos en esa situación. Relegarlas al olvido, o recurrir nuevamente al juego para tratar de solucionarlas, no harán otra cosa más que aumentar esas deudas y seguramente traernos nuevos y mayores problemas, tanto económicos como a nivel personal, enturbiando aún más si cabe la ya penosa situación en la que nos encontramos.

Pedir nuevos créditos, unificar los que ya tenemos en uno solo, o cualquier otra medida que tomemos, resultará estéril si no cambiamos hábitos y costumbres, estudiando un plan de acción realista en el que se prioricen unas cosas sobre otras para evitar la tentación de tratar de abarcar más de lo que realmente podamos en ese momento.
Por cierto, cuidado con las soluciones milagrosas, suelen tener “gato” encerrado.
Ya sabéis el dicho “Las prisas nunca son buenas”
Hasta pronto.


domingo, 1 de junio de 2014

Conocimiento de las normas de conducta.




Tratado el 05/07/2013.

Y vuelta la mula al trigo, al parecer seguimos buscando los tres pies al gato. No tengo más remedio que repetir lo dicho en la vez anterior que tratamos este tema y lo que he manifestado hoy en terapia:
Si vamos a la asociación buscando un método para rehabilitarnos o que lo hagan nuestros familiares, se nos ofrece por medio de las normas de conducta o medidas preventivas ¿A qué viene entonces ponerle tantas pegas? ¿Qué paciente sugiere a su médico el tratamiento que debe ponerle? ¿Alguien regatea al doctor cuantas pastillas quiere tomarse al día y durante cuánto tiempo? ¿Si el médico te dice que pidas un volante para una prueba, qué haces? Vas lo pides y punto ¿No? Nadie cuestiona nada, nadie le contesta que no lo pedirá porque le da vergüenza. Entonces porqué con la ludopatía no hacemos lo mismo, por qué no acatamos las reglas y ya está ¿No sería eso lo más lógico? ¡Pues nada! En vez de eso perdemos el tiempo en sacar punta a todas las medidas preventivas, que aunque no nos guste reconocer sabemos que es lo mejor para nosotros y nos dedicamos a adaptarlas a nuestro antojo, haciendo con ello que pierdan su eficacia.
Qué es eso de verlas como una imposición, cuando lo lógico sería verlas como un salvavidas, tal vez el último que nos quede para poder salir a flote entre tanta basura emocional como envuelve nuestra vida. No dudéis ni un momento que esas medidas que tantas veces criticamos, son lo único que nos fortaleza y esperanza, por muy solos y desesperados que nos encontremos. Si os fijáis detenidamente en ellas veréis que sea cual sea la situación, alguna de esas normas seguro nos da la solución.
Además ¡Qué demonios! Aunque tan solo sea para poder criticarlas,… digo yo que antes habrá que haberlas leído,… ¿No os parece?

Hasta pronto.

domingo, 25 de mayo de 2014

Cómo hacer frente a una recaída.



 Tratado el 27/06/2013.



Por supuesto me parece bien tratar de desarrollar una estrategia a seguir para estos casos, pero la verdad es que dichas estrategias, por unas causas u otras, pocas veces se cumplen.
Pienso que este tema puede ser algo así como el cuento de la lechera, en el que se hacen planes para solucionar algo que aún no ha pasado y que seguramente en el caso de llegar a ocurrir, nunca se desarrollará como tantas veces habremos pensado.


Generalmente, es el enfermo quien incumple el principal punto
de la estrategia a seguir, guardándose lo ocurrido para él mismo y no sincerarse ni pedir ayuda, a sus familiares o a la asociación donde acuda.
Querer recuperar lo perdido, la vergüenza por el fracaso, el temor a no ser comprendido y el miedo a quedarse solo ante la enfermedad; paradójicamente les empuja a seguir jugando y a ocultarlo más y más, tratando de ganar tiempo para encontrar una solución. Una solución que por supuesto nunca llega, hasta que el descalabro se hace tan grande que una de dos: no lo pueden seguir ocultando o directamente se les pilla, jugando o en una mentira que eche por tierra todo ese complejo entramado de trampas y mentiras.
Digo que generalmente es el enfermo quien no cumple con lo estipulado,
porque otras veces es el familiar quien no queriendo complicar más una situación tan delicada como es el enterarse de una recaída, o el incumplimiento de una medida preventiva que pueda llevar al enfermo a una posible recaída, mira para otro lado tratando de no darse por enterado y así no tener que enfrentar esa situación. Es posible que lo haga con la mejor intención, pero desde luego es un tremendo error el que comete, puesto que antes o después esa misma situación, pero altamente masificada le explotará en las manos, arrepintiéndose de no haber actuado nada más tener los primeros indicios, desarrollando un gran sentimiento de culpa.

De ahí que tanto en la terapia, como ahora desde aquí, exponga mi opinión de que las medidas e ideas que se pongan en práctica sean a titulo preventivo y no curativo, puesto que borrar el pasado es harto difícil, no siéndolo tanto por el contrario; evitar esas situaciones cotidianas, que por lo falsamente inocuas que puedan llegar a parecer, nos arrastran a consecuencias desastrosas; por supuesto y como siempre, mucho más peligrosas, cuanto menos tiempo en rehabilitación tengamos a nuestras espaldas.
¿Os resultan conocidas estas situaciones?
-. Por entrar solo a un bar a tomar café, no pasa nada… y al cabo de un tiempo ¡ZAS!
-. Por llevar algo más de dinero por si acaso, no pasa nada… hasta que surge un día que…
-. Por no ir a cambiar, le doy “esto” y ya me dará la vuelta… más tarde... ¡si lo llego a saber…!
-. Es joven y tiene que salir con los amigos… si le doy un poco más no pasa nada… ¡HUY! Yo creía…

Por lo tanto es mejor ajustarse a lo que ya conocemos y dejarnos de tanto pensaba y creía. Como reza de dicho “vale más prevenir que curar”, lo cual tampoco quiere decir que tengamos que quedarnos para siempre con las mismas rutinas ni acciones. Estas se tendrán que modificar y ajustar a cada momento y grado de la rehabilitación.
Por supuesto tal y como digo siempre… todo esto a mí parecer, cada cuál es libre de hacer lo que crea oportuno.

Hasta pronto.

viernes, 23 de mayo de 2014

Seguridad en uno mismo y autoconfianza.



Tratado el 22/11/2013.

No sé si habrá sido algo casual o premeditado, pero coincide que este tema es la antítesis del tratado el sábado pasado “sensación de control” en donde el mismo nombre del tema ya llevaba implícito que se trataba solo de una sensación y no de algo real, puesto que la verdad es que un ludópata es por definición incapaz de controlar el juego y la única forma que tiene a su alcance para no volver a caer en sus garras es alejarse de él lo más posible, por mucho que la sociedad en que vivimos nos lo meta en todas partes y a todas horas. Llegar a un punto en el que el juego sea indiferente para el ludópata sería lo ideal, pero desde luego sin buscar nunca el enfrentamiento directo con él.

La seguridad en uno mismo por el contrario, se consigue siguiendo las medidas preventivas, haciendo por lo tanto las cosas bien y consiguiendo poco a poco, la suficiente autoconfianza para seguir avanzando con paso firme en nuestro objetivo de rehabilitación. Pretender conseguir esa confianza rápidamente y sin esfuerzo, es caminar a pasos agigantados hacia esa falsa sensación de control de la que antes hablábamos.

El último tramo de la terapia lo dedicamos a un nuevo compañero y a sus padres. Un muchacho joven y decidido, según demostró al pedir la palabra en varias ocasiones en su primer día de terapia. Tal vez y mira por donde, dejando ver claramente esa falsa sensación de control, que da el desconocimiento de la realidad de esta enfermedad; sabe que tiene un problema con el juego, pero no se ha dado cuenta que ahora tiene que cambiar muchas cosas en su vida, para poder superarlo. Era su primer día y por lo tanto es digamos “normal” su reacción, preocupándose más en tratar de mantener un estatus lo más alto posible, en cuanto a manejar dinero y tiempo se refiere, que a recomponer lo descompuesto con sus acciones desde que perdió el control del juego. ¡Ya tendrá tiempo para ello!

Hasta pronto.

domingo, 18 de mayo de 2014

Ilusión de control.




Me gustaría empezar por comentar lo decepcionado que me encuentro al ver nuevamente, que incluso nosotros que pasamos por todas las penurias que esta enfermedad conlleva, seguimos sin darle la importancia que se merece, ¡luego nos lamentamos que la sociedad en general, no se implique más en la cuestión de poner un remedio!
Apenas empieza el buen tiempo, que retransmiten un partido de fútbol más o menos renombrado, que surge la mínima disculpa,… dejamos de asistir a las reuniones de grupo.
Eso sí, si más tarde surge una recaída, o la rehabilitación parece no llegar nunca, rápidamente buscamos disculpas y culpables ajenos a nosotros, en vez de pensar si nuestra forma de actuar en la comprensión de la enfermedad y su tratamiento son los correctos. Lo lamentable es que al parecer, igual que en otros años esto no ha hecho más que empezar. ¡Allá cada cual! Es posible que más tarde recojan el producto de sus actos.


Entrando ya en lo que ha sido en esta ocasión la terapia, creo que no se ha llegado a entender bien el tema de la misma. Los participantes se han centrado en cuáles son las aspiraciones e ilusiones, que tienen puestas en la asociación para conseguir una rehabilitación, cuando el tema lo que trataba era profundizar en lo peligroso que puede llegar a ser la falsa ilusión de control. Esa ilusión que lleva a pensar al ludópata que no necesita una rehabilitación tratando de salir por su cuenta y riesgo sin ayuda de nada ni de nadie, o del que cuando apenas ha comenzado una abstinencia de pocos meses, piensa que ya tiene todo controlado y que por lo tanto, aunque se relaje un poco en el cumplimiento de las medidas preventivas, no pasa nada, a fin de cuentas “ya controla” sus impulsos sobre el juego. En ocasiones esa sensación de control, lleva tanto a los enfermos como a los familiares a abandonar la asociación, pensando: “para que seguir en ella,… llevo (o lleva, si lo piensa un familiar) una temporada sin jugar, lo que indica que el problema ya no existe.”
Lo malo de este tipo de pensamientos, es que están errados de raíz; puesto que para empezar, la ludopatía no es un problema, sino una enfermedad y además, una enfermedad crónica, recurrente y progresiva. Por lo tanto una enfermedad más grave, de lo que se suele asumir por todos aquellos a quienes ya de por sí y para empezar, les cuesta entender que no es cosa de un capricho ni vicio, más o menos pasajero.

Por último y casi al final del tiempo de reunión, también hablamos de lo necesario y positivo, que es ir superando los miedos al hecho de vivir un contacto diario rodeados por el juego, aunque sin participar en él, ¿Qué quiero decir? Aprender a sentir indiferencia por el juego y no temor.
Claro que para llegar a eso, se puede hacer de diversas formas y desde muy distintos puntos de partida. Me parece que es obvia, la diferencia existente entre el ludópata que desde que empezó con su tratamiento,  nunca ha tenido una recaída, con aquel otro que haya pasado por varias, en el mismo caso podríamos poner al familiar, en cuanto a volver a empezar a confiar en su enfermo.
Yo también opino que los miedos se pueden combatir enfrentándose a ellos,… pero no siempre.
Supongo que se tendrá que diferenciar entre unos miedos y otros y las consecuencias que puede reportar tal enfrentamiento. Te caes de la bici y vuelves a montar, para demostrarte que sí puedes conseguirlo con un poco más de tesón y esfuerzo; de volverte a caer la cosa queda en poco más que un nuevo coscorrón. Caer en la ludopatía e ir a enfrentarte con la máquina,… ¡ya me contarás para qué! ¿No hemos quedado en que el ludópata nunca más podrá jugar? ¿Qué conseguirá con ese reto además de correr un riesgo innecesario? Para demostrarnos que ello es posible una compañera nos cuenta que ella, siguiendo el consejo y terapia de choque de su psiquiatra, durante sus primeros dos años de tratamiento siguió ese método, enfrentándose todos los días a la máquina que tanto daño la había causado y que la fue estupendamente,… ¡Hombre! Sin tener en cuenta, el hecho de que al cabo de esos dos años, se pegó el gran batacazo. ¡Todo un éxito de terapia, si señor! Lo que es seguro es que la psiquiatra que aconsejo tal sistema, ni dejo de dormir una sola noche, ni contrajo deudas de ningún tipo, ni tampoco volvió a quebrantar la tranquilidad de su casa con una nueva dosis de descomunales broncas y desconfianza.

Hasta pronto.

jueves, 15 de mayo de 2014

Ventajas e inconvenientes desde que dejamos de jugar.



Tratado el 17/06/2013.

Tal como dije en esa anterior ocasión, existen muchos y muy variados puntos que resaltar en cada aspecto. Ahora bien, lo que me sigue asombrando es la capacidad de ciertas personas para aislarse en sus propias ideas y permanecer impertérritos ante el aluvión de señales que indican claramente, que van contra corriente y que esas ideas les conducen inexorablemente al abismo de la incomprensión y del fracaso.
Por lo que me ratifico en el último párrafo de esa anterior entrada, en el que resaltaba mi opinión de que tan solo el simple hecho del paso del tiempo no es lo importante a la hora de una rehabilitación.
A mi modo de ver, en ocasiones tendemos a cometer dos errores importantes:

·        No dar a la enfermedad la importancia que realmente tiene.
·        Conceder excesiva importancia al paso del tiempo.

Mientras no entendamos que la ludopatía es un difícil enemigo, que nos derrotará si le menospreciamos, al menor descuido que tengamos; mal vamos. Qué más da el tiempo que llevemos tratando de dejar de jugar, o incluso en la asociación si seguimos con las mismas ideas que antaño, sin cambiar para nada en nuestros hábitos y costumbres, más que lo indispensable y solo si nos obligan a ello.
Ya va siendo hora de dejar la terquedad y soberbia atrás. Se nos llena la boca cuando hablamos de años de terapias, sin pararnos a pensar que todo ese tiempo no sirve de nada si seguimos haciendo lo mismo de siempre y que poco importará que contemos por meses, años, o por toda una vida, mientras no rectifiquemos esa forma de actuar. Eso sí, luego nos quejamos con amargura que otros con mucho menos tiempo de asistencia disfruta de una serie de ventajas, que nosotros no tenemos, pero por supuesto sin pararnos a pensar que esas otras personas han hecho lo necesario para ganárselas, porque señoras y señores, la rehabilitación no es algo que toque en una tragaperras o casino, o algo que se obtenga con un cursillo rápido y con atajos, la rehabilitación se consigue día a día y momento a momento, con gran esfuerzo y tesón.

Hasta pronto.

jueves, 8 de mayo de 2014

¡De todo un poco!


La terapia de ayer miércoles de nuevo fue separada (familiares en una sala, enfermos en otra) y con tema libre.

En ella los familiares, (grupo en el que yo me encuentro) hablamos sobre el sentimiento de mal estar en el que se encontraba una compañera, a raíz de no haber llegado a tiempo el sábado pasado a la celebración del día del socio, en el que se le hizo entrega del diploma de un año en rehabilitación a su esposo. Aumentado este mal sentimiento, en tanto en cuanto algunos compañeros (yo incluido) más tarde una vez acabado el acto la mencionamos tal hecho. Desde aquí quiero mandarla mis más sinceras disculpas si esa acción por mi parte contribuyo a aumentar su mal estar, desde luego esa no fue mi intención en ningún momento, tan solo pretendí comentar el suceso e incluso, le gasté lo que yo entendí en ese momento como una pequeña broma al respecto.
Al parecer todo se debió a una mala interpretación de lo que significaba el día del socio y como se desarrollaba tal evento. Con lo cual aprovecho para recalcar una vez más la importancia de preguntar todo aquello que nos pueda generar algún tipo de duda, ya sea referente a la enfermedad, como al funcionamiento de la asociación, tanto para evitar situaciones de este tipo, como para tener suficientemente claro que actuación y por qué, debemos mantener en todo momento en la prevención de la ludopatía.

También hablamos de los cambios de comportamiento y actitud, de los enfermos a medida que va pasando el tiempo de permanencia en la asociación. Algunos de estos cambios pueden parecer erráticos y contradictorios en algunos casos, puesto que da la sensación que fuese a peor en algunos momentos.
Otras veces la cuestión tan solo se trata de un problema de apreciación por parte del familiar, que está acostumbrado a una forma de obrar autónoma durante mucho tiempo, dado que el ludópata ha permanecido en un estado de inhibición prácticamente total de sus funciones, a la hora de hacer y opinar respecto a lo que una vida en común conlleva; como el mantenimiento de la casa, o la convivencia familiar. Dándose el caso que cuando estos quieren recuperar ese espacio perdido, el familiar ve trastocada esa rutina autónoma a la que ya se había adaptado y cualquier injerencia por pequeña que sea, puede ser motivo de algún que otro rifirrafe. Precisamente por eso es importante que el familiar también acuda a la asociación con ánimo de aprender y adaptarse a una nueva etapa en su vida. Sí, justo a esa que tantas veces ha sugerido que le gustaría tener, con toma de decisiones y trabajo en común,… pero que ahora que se presenta,… ¡Vaya, resulta no es lo que esperaba, o lo que es peor, no está preparado para algo así!
El mejor remedio para esa situación sin duda alguna es el dialogo entre los afectados, el esfuerzo personal para aprender a remediarlo y dejar un paso del tiempo prudencial para dicha adaptación.

También hablamos de forma más breve, aunque no por ello es menos importante, de esas situaciones que se dan cuando el ludópata se compromete a hacer alguna cosa, del tipo dejar de fumar, o no alternar tanto con los amigos. Si pasado un tiempo quiere volver a hacerlo, le cuesta sobre manera decirlo francamente, por miedo a que los familiares puedan pensar que si no pueden con eso es posible que tampoco pueda dominar su adicción al juego, con lo que termina por recurrir a hacerlo a escondidas, reuniendo el dinero necesario a través de alguna ardid. ¡Claro! Más tarde si se ven pillados (cosa que antes o después siempre sucede) el problema es mayor y vienen las negativas y los disgustos. La conclusión que se puede sacar de esto es que siempre es mejor hacer las cosas a las claras, aunque se tengan que afrontar ciertas situaciones digamos que… incomodas.

Por cierto, todo un éxito el día del socio, con una asistencia memorable. (Que conste que no lo digo por meter el dedo en el ojo a nadie, jajaja).
Ayer antes de entrar a la reunión de grupo, me dio una satisfacción enorme saludar a un compañero de asociación que ha regresado después de estar cuatro meses trabajando en un lugar ciertamente complicado y peligroso del mundo. Le encontré estupendamente, de lo que me alegro tanto por él, como por su familia, sobre todo sus niñas que han estado tanto tiempo alejadas de su papa. Feliz regreso compañero.
Hasta pronto.

jueves, 1 de mayo de 2014

Juegos sustitutorios.




Tratado el   14/11/2013.


La terapia de ayer miércoles empezó de forma un tanto peculiar y turbulenta, debido a un mal entendido ocurrido en una terapia anterior; después de aclarado ese punto entre las partes pasamos a lo que fue el tema del día, los llamados “juegos sustitutorios”. 


Al parecer seguimos sin definir del todo bien que son y en qué consisten dichos juegos.


A mi modo de entender (no sé si será el correcto o no, pero así es como yo lo entiendo) juegos sustitutorios son aquellos juegos a los que el ludópata en proceso de rehabilitación juega, sin importar si conllevan apuesta o no, para tratar de canalizar el estréss al que está sometido al dejar de practicar, su juego o juegos favoritos y las apuestas que han generado su ludopatía. Estos juegos pueden ser efectuados en solitario o en grupo y en realidad no importa lo inocentes que puedan llegar a parecer, si al ludópata le causan algún tipo de nerviosismo o pérdida de control sobre ellos, como puede ser el enfadarse si no gana, jugar insistentemente o dejar de hacer otro tipo de cosas por practicar ese juego en cuestión.
Que un ludópata en su fase de jugador en activo cambie de juego o practique varios a la vez, no tiene nada que ver con los juegos sustitutorios, simplemente ese o esos juegos es lo que en ese momento llena la mente del enfermo de ludopatía, que en ese momento no busca sustituir nada sencillamente juega.

El ludópata no siempre recurre a este tipo de juego y conducta, pero cuando ocurre es algo que los familiares debemos aprender a distinguir y detectar. Situaciones tan inocentes, como que un niño quiera jugar al parchís o a un videojuego, con su papa o mama ludópata para entretenerse, no tienen que confundirse con que sea ese padre o madre ludópata, quien insista ante su hijo para jugar una y otra vez a ese juego y menos si se observa que se irrita en exceso cuando pierde.
Por poner un ejemplo real, diré que mi esposa sí tuvo durante un tiempo un juego sustitutorio; este juego era el Mahjong (si ese de fichas chinas parecidas a las del dominó, en el que se tienen que juntar las parejas en un tiempo estipulado). Ella jugaba en el ordenador, delante de mí y de los demás miembros de la familia, de hecho algunas veces jugaba yo con ella, ¿por qué? Pues porque como era un juego tan inocente, no apostaba nada y además lo hacía en casa, yo estaba tan tranquilo, es más diría que estaba contento al pensar que mientras estuviese haciendo eso no prepararía ninguna de las suyas. ¿Qué fue lo que pasó? Pues paso lo inevitable en la mente de un ludópata, cada día necesitaba más y más tiempo de juego, y se cabreaba más y más, si no era capaz de ganar la partida en tiempo récord, llego el momento en que me asustó su comportamiento y sus reacciones cuando la interrumpías del juego o distraías, llegando a tal punto que tuve que optar por borrar dicho juego del ordenador.

¿Qué conclusiones se pueden sacar de esto? La más acertada es que tanto ella como ludópata, como yo como familiar, no actuamos correctamente al no cumplir concienzudamente las medidas preventivas, una de las cuales indica que un ludópata en rehabilitación no debe jugar a ningún tipo de juego de azar. Que sobre todo durante el primer periodo de rehabilitación lo mejor es que no juegue a nada, sean juegos de azar, habilidad, o lo que sea; y menos si se observa que cuando lo hace su carácter se altera lo más mínimo.
 también indica que si el familiar ve cualquier tipo de síntoma negativo en su práctica por pequeño que sea, que no lo obvie, ni trate de minimizarlo tal hice yo; puesto que las consecuencias que algo así puede acarrear a posteriori para todos a nivel de culpabilidad, son demoledoras.
 
Además que tal y como me gusta decir, si vamos a una asociación de autoayuda para aprender que hacer y que no, y más tarde no cumplimos lo aprendido ¿Para qué demonios vamos?

Hasta pronto.

lunes, 28 de abril de 2014

Control del dinero.




Tratado el  20/01/2014.

Últimamente vengo notando que en ocasiones, los familiares tienden a confiarse en extremo al poco tiempo de empezar a asistir a la asociación. Normalmente esa tendencia ha sido más propicia de los enfermos, que después de dos o tres meses de abstinencia, ya se creen capacitados para hacer y deshacer a su antojo las medidas preventivas; en este caso, del control del dinero.
Quienes llevamos cierto tiempo en la asociación por lo general ya somos conscientes de que eso no es así ni mucho menos, de hecho tras esos pocos meses de asistencia el riesgo suele aumentar debido al exceso de confianza. Valorar en su justa medida lo conseguido hasta el momento, es algo fundamental en la rehabilitación; dado que una euforia ante lo conseguido por nuestra parte puede dar al traste con lo logrado en ese poco tiempo.

Cierto es que si el enfermo no se pone las pilas y pretende hacer caso omiso a todas las recomendaciones siguiendo con su vida habitual, sin cambiar hábitos y costumbres, de poco o nada, sirven los esfuerzos por parte de los demás, ya que todos sabemos que tienen mil y una manera de conseguir dinero fuera de control o saltándose las medidas preventivas. Pero a pesar de ello los familiares debemos cerrar todas las puertas posibles a nuestro alcance y no por ello una vez cerradas confiarnos en exceso, lo ideal es que a pesar de haber cerrado esas puertas, de vez en cuando, repasarlas otra vez por si acaso algo se nos hubiese pasado por alto, o por si en algún intento de quebrantar esas medidas por parte del enfermo, hubiese tenido algún resultado en alguna de ellas.
Lo que sí debe quedar claro, es que una vez detectado un contratiempo en alguna de esas medidas tomadas, como por ejemplo el acceso a dinero por parte del enfermo de una cuenta mancomunada, sin el consentimiento ni firma de la otra parte, nunca y digo nunca; eso debe quedar así. Se debe llegar hasta el fondo de la cuestión y presentar las debidas reclamaciones en la entidad en cuestión, eso además de por supuesto, exigir la devolución íntegra e inmediata de la cantidad entregada de forma incorrecta, puesto que si se mancomuna una cuenta es por algo y no tan solo porque quede bonito. Pensad por un momento si fuese en caso contrario que haría la entidad, seguro que demandaría a quien hubiese cometido tal incorrección y le pediría daños y perjuicios en forma de intereses; por lo tanto no se debe tener ningún tipo de reparo en hacer lo propio con ellos. Además ¿qué tipo de lectura podría sacar el enfermo, si después de ese hecho no hubiese consecuencias? Lo más seguro es que viese la puerta abierta para futuros intentos por su parte.

También me gustaría dejar claro que cuando se dice que el enfermo tiene que tener sus necesidades cubiertas, no se refiere por supuesto a cualquier tipo de capricho y mucho menos a seguir manejando dinero a sus anchas, los familiares debemos ser conscientes que el dinero excesivo y sin controlar en manos de un ludópata, es lo mismo que tener las puertas del juego abiertas de par en par. Controlar a una persona adulta por parte de otra es una labor difícil, molesta, engorrosa y altamente estresante, pero también y por desgracia, totalmente necesaria si queremos ayudar a nuestro enfermo de forma correcta y eficaz. Dejarnos convencer por cantos de sirenas, amenazas o cualquier otro tipo de chantaje emocional, para ser más permisivos en este aspecto, viene a ser prácticamente lo mismo que asegurar una pronta recaída.
 
En cuanto a los enfermos, poco más que añadir, salvo que si no dejan realizar esa tarea al familiar,
facilitándoles ese trabajo en lo posible, por mucho que quieran seguir engañándose a ellos mismos, mal camino les espera… sobre todo desagradable para todos.

Hasta pronto.

viernes, 18 de abril de 2014

Síndrome de abstinencia.



Tratado el 03/10/2013.

Volvemos a las mismas que con el tema de los sentimientos de culpa, se da más frecuentemente de lo que parece el caso de quienes dicen no haber pasado por ese trance, pero que sin embargo a medida que van exponiendo su testimonio, se desmienten a sí mismos. Creo que el problema radica en la forma de entender lo que se puede considerar como síndrome de abstinencia, propiamente dicho.
Cuando comentan:
«Yo no he tenido síndrome de abstinencia y no me ha costado mucho trabajo dejar de jugar,… para más tarde y entre medias de la misma intervención decir: en ocasiones estaba nervioso sin motivo aparente, discutiendo por cualquier cosa,… pero eso no tiene nada que ver con que estuviese dejando de jugar y cambiando hábitos y costumbres…»
Yo me pregunto ¿A eso cómo se le debe llamar entonces? Me parece que justo a cosas de ese tipo es a lo que se denomina síndrome de abstinencia, pero bueno allá cada cual, el que no lo quiera entender o se trate de autoconvencer de algo, ya sabrá lo que hace.
También existe otro tipo de conducta, esa de quien dice no sufrir ningún tipo de trastorno o abstinencia y que lo lleva genial; pero eso sí, sigue llevando dinero encima, sus tarjetas, no pide tickets, no rinde cuentas de prácticamente nada,… vamos que no lleva control alguno. Seamos sensatos por una vez al menos, por supuesto que de esa forma no tiene, ni tendrá síndrome de abstinencia alguno, pero más que nada porque si sigue llevando el mismo tipo de vida no tiene por qué tenerlo; lo que sí es más que fácil que tenga no tardando mucho, es una sonora recaída; pero eso es otra historia, de la que en realidad lo que no entiendo bien, es al familiar ¿Para qué demonios va a las reuniones, si después no intenta al menos hacer cumplir lo que en ellas se dice a su enfermo?
Si en las terapias se dice una y otra vez, que la labor del familiar o acompañante, precisamente es la de controlar y hacer cumplir en lo posible las medidas preventivas al enfermo y eso no lo hace ¿Acaso va a las reuniones para pasar el rato? ¡Jopilines! (por si lo lee algún menor) Los familiares acudimos a estas reuniones para algo, y no es solo el enfermo quien tiene que abrir los ojos a la realidad. Va siendo hora de que también los familiares espabilemos, de no hacerlo así no ayudaremos a nadie, al contrario en la mente del enfermo podemos crear la falsa ilusión, de que si no le ponemos los puntos sobre las íes, es porque está haciendo las cosas bien, no motivándole por lo tanto a realizar el cambio de actitud que tanto necesita.
Las terapias de grupo son una poderosa herramienta para conseguir la rehabilitación del ludópata, pero solo son eficaces si cumplimos en nuestra vida cotidiana, las medidas preventivas que en ellas se nos muestran.

Hasta pronto.