jueves, 28 de noviembre de 2013

Integración familiar.


Tratado el 13/06/2013.

Que la integración familiar es algo positivo y necesario, creo que no lo pone nadie en duda. Ahora bien otra cosa bien distinta, es qué caminos son convenientes y necesarios para llegar a esa integración .
Al hablar de este tema en la asociación siempre se le oye decir a algún compañero, que cuando el enfermo después de conocida en casa la enfermedad da un portazo y sale huyendo de una pregunta, da una mala contestación, o responde con monosílabos, no lo hace por soberbia ni por egoísmo al preocuparse únicamente por sus sentimientos, sino que lo hace por sentirse acosado una y otra vez con la misma pregunta y queriendo tratar el mismo tema.
Por mi parte y sin dejar de reconocer que en algunas ocasiones puede suceder algo así, me parece que ese no es el punto de vista más imparcial, tal vez por no estar lo suficientemente meditado, puesto que una mala contestación a una pregunta inquiriendo como se siente ese día, o sencillamente preguntando qué tal lo ha pasado, no debe ser motivo para tal respuesta. Debería comprender que su entorno también lo está pasando mal y que esta intranquilo y preocupado por como se encuentre él o ella dependiendo del caso, ya que en buena parte la tranquilidad que envuelva el ambiente entre ellos en esos momentos, dependerá en gran medida de ello.

Además de que si es necesario repetir muchas veces una misma pregunta, indica que en
las ocasiones anteriores no se ha obtenido una respuesta clara, tan solo evasivas, o directamente silencio, quedando patente varias cosas, como la falta de intención de dialogo (algo muy importante para la integración familiar), no llevar a la practica el famoso punto tantas veces tratado en la asociación de que el enfermo debe ir un paso por delante (con lo que se evitarían muchas de esas preguntas) y un evidente desprecio a los sentimientos del familiar, pensando que al ser ellos los enfermos, son los únicos que lo están pasando mal.
En ocasiones ciertamente, más que por soberbia, estas reacciones pueden producirse debido a fuertes sentimientos de culpa por parte del enfermo, los cuales le llevan a un constante estado de tensión y alerta creyéndose atacado continuamente.
Ambas partes deben recapacitar y darse cuenta de que si están en una asociación es porque quieren alejarse de ese tipo de situaciones de angustia, que las dos partes deben aprender una nueva forma de comportamiento, en función de las necesidades de cada caso, y que todos ellos, deben tratar de tener paciencia en los posibles errores de los demás, haciéndoselos ver de forma que nadie se pueda dar por ofendido, sin recriminaciones, de buenas maneras, pero sin pasarlos por alto para evitar posibles confrontaciones, puesto que esa actitud podría traernos peores consecuencias en un futuro no muy lejano.

Hasta pronto.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Nivel de autoestima.


Puede parecer que es un tema similar al tratado en la ocasión anterior, al hablar de seguridad en uno mismo y autoconfianza, y realmente comparte muchos de sus planteamientos con el, pero se trata de profundizar algo más.
De hecho en muchas ocasiones comentamos que a pesar de tener seguridad y autoconfianza en nuestra capacidad para ciertas cosas, como el trabajo, los hobbies o nuestra capacidad para relacionarnos con las demás personas, no somos capaces de superar ciertas cosas, no llegar a comprender el por qué de ellas, y por qué a nosotros, por ello nuestra autoestima en esos casos puede verse por los suelos.
La asistencia a terapias y la participación en ellas, suele ser un método eficaz para comprender y aprender como superar estas situaciones haciendo con ello que nuestro nivel de autoestima suba, por supuesto y como en casi todo lo referente con los sentimientos, es conveniente no pretender correr, todas las cosas requieren su tiempo y tratar de acelerarlas puede llevarnos a situaciones poco o nada deseables. Verse reflejado en otras personas y sentir que no somos los únicos con un problema similar al nuestro y a la vez, ver que otros han sido capaces de superarlo, es algo que da confianza, que indica que tenemos posibilidades de éxito.
Pararse a pensar las cosas, no tomando decisiones en caliente nos permitirá razonar mejor
lo que nos ocurre y sus posibles soluciones y consecuencias, permitiendo con ello que tengamos una mayor sensación de control y de toma de decisiones, algo que en la mayor parte de los casos permite subir nuestro nivel de autoestima.

Hasta pronto.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Seguridad en uno mismo y autoconfianza.


Tratado 28/04/2013.

Ambas cosas deben ser metas a conseguir en una rehabilitación, con la ventaja de que una lleva a la otra, facilitando con ello las cosas. Ahora bien, se debe tratar de que estas sensaciones sean realistas y no producidas por la fantasía de una mente acostumbrada a volar alocadamente.

¿La seguridad en uno mismo es algo bueno? Si, pero en su justa medida y a su justo tiempo.

Como dije en el comentario anterior sobre este mismo tema, para conseguir tal cosa se debe trabajar con empeño y duramente, durante mucho tiempo, no es algo que se consiga así por las buenas de repente y tan solo por hacer un par de cosas bien, creer algo así podría llevarnos a grandes problemas, motivados por una falsa autoconfianza en nosotros mismos y nuestras posibilidades reales en ese preciso momento de la rehabilitación.
Cosas como esa, motiva frecuentemente abandonos precipitados de las terapias, dejar de cumplir medidas preventivas, relajar las que se siguen cumpliendo,…
Todo un extenso plantel de posibilidades que más tarde se tornan en lamentaciones tras una recaída.
Llegar a una asociación pensando que se es el peor ser del mundo y en dos días pensar
todo lo contrario, es claro síntoma de tener una mente fantasiosa típica de jugador, que dependiendo del azar y si la combinación que sale en una apuesta es favorable o no, cambia rápidamente de una situación al extremo opuesto. Esa forma de razonar y actuar debe ser corregida mediante el trabajo diario y la aplicación de las medidas preventivas.

Por supuesto en esto también debe tomar parte activa el familiar o acompañante que quiera prestar una ayuda real, ¿Cómo? No confiándose en exceso con los pequeños logros conseguidos, estos se deben valorar, disfrutar y estimular para que vayan en aumento, pero sin bajar la guardia precipitadamente puesto que en ocasiones el enfermo comienza la rehabilitación, o mejor dicho la abstinencia para eso precisamente, conseguir que el familiar se relaje y volver a las andadas, si el familiar permanece atento y sigue cumpliendo las normas al pie de la letra, puede influir en dar el tiempo necesario al enfermo para ver con mayor claridad las cosas y empezar una rehabilitación propiamente dicha, por convencimiento, por él, no para salvar un expediente y hacer olvidar de forma ficticia ciertas cosas.

Ahora, fustigarse una y otra vez con los errores cometidos en el pasado, tampoco es para nada conveniente puesto que puede retrasar la rehabilitación al no permitir desarrollar la iniciativa propia, dejándose llevar por los demás y los acontecimientos.

Debe quedar claro que una rehabilitación no es vivir continuamente en el ostracismo sino todo lo contrario, vivir participando activamente en todo como cualquier otra persona, a excepción del juego de azar y apuestas, que deben quedar apartados por completo y en cualquiera de sus múltiples facetas, de la vida de todo ludópata en rehabilitación.

Hasta pronto.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Sinceridad y transparencia.


Tratado el 21/07/13.

Como podéis comprobar este es uno los temas más veces tratado y eso es así, porque dada su importancia es algo prioritario a conseguir.
Se nos llena la boca diciendo que queremos empezar una nueva vida, que lo pasado… pasado está, que no queremos tener prejuicios, que queremos dar y recibir confianza, y tantas y tantas cosas más. Cosas muy loables por cierto y claramente necesarias para una buena convivencia, pero imposibles de lograr si no se las sazona con fuertes dosis de sinceridad y transparencia.
¿De qué nos vale una nueva vida si la cimentamos sobre un cúmulo de mentiras y ocultaciones? ¿Cómo no se va a hacer reproches a alguien, a quien continuamente le pillan en una mentira tras otra? ¡Por supuesto que se tendrán prejuicios sobre quien miente sin parar! Es más, de persistir en esa actitud, la relación terminará por romperse.
Como veis en ningún momento me he referido a nadie en particular, en esta cuestión es igual que se sea el enfermo o el familiar, todos debemos aportar esas dos cualidades a la relación, ¿Quién no es sincero, cómo puede exigir que lo sean los demás? Por cierto, no debemos caer en la trampa de pensar que las medias verdades, la ocultación de las cosas, o tratar de liar a los demás para poder ocultar lo que nos interesa, no es una forma más de mentir, puesto que para el caso es lo mismo.
La relación entre las personas no es lo mismo que si de un juicio se tratase, en el que a una pregunta concreta se le deba dar una respuesta especifica, la relación entre las personas y mucho más si son queridas, se sostiene en la confianza reciproca, que a su vez se basa en la sinceridad y transparencia que exista entre ellas.
Hasta pronto.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Juegos sustitutorios.


Tratado el 07/04/13.

Otra vez vuelvo a la carga con este tema tan debatido y en ocasiones poco o nada entendido. Al tratar este tema la gente empieza a divagar poniendo toda una interminable serie de ejemplos, como tratando de encontrar una especie de salida por si un día y por casualidad, “no tuviese más remedio que jugar a algo” sin darse cuenta de que todas esas situaciones posibles, no son otra cosa que las típicas excusas de quien aún no ha aprendido que todo consiste en saber decir ¡NO!
Que si el compañero más pesado que nadie, que por matar el tiempo con la familia, que si los niños, que si esto y lo otro. Pero bueno vamos a ver, ¿es qué es tan difícil de entender algo tan sencillo como que un ludópata no debe jugar NUNCA más a ningún juego de azar y apuesta? ¿Es qué no somos capaces de comprender que por intentar matar ese rato en familia, podemos terminar matando nuestro futuro y posiblemente destrozar el de esa misma familia?

La vez anterior que traté este tema puse unos ejemplos intentando dejar claras las sutiles diferencias que pueden existir en dos situaciones aparentemente similares, creo que en esos ejemplos se apreciaba suficientemente el gran abismo que puede separar unas de otras. Y eso amigos míos, por mucho que pretendamos intentar darle un enfoque distinto a las cosas, la verdad es que en el interior de cada uno de nosotros, ludópatas o no, sabemos perfectamente lo que está bien y lo que no lo está tanto, por eso que alguien que lleva relativamente poco tiempo en la asociación se excuse a la hora de no saber decir no, diciendo que juega un boleto en una rifa no por jugar, ni tan siquiera por el premio que encima no es en metálico, sino por contribuir en una u otra causa,… deja claro que algo falla en su rehabilitación, pero como se suele decir “está en el comienzo de un largo camino" y es fácil que aún no conozca todos sus baches, pero que piensen e incluso obren de forma similar quienes
llevan bastante tiempo en ella, no es ni medio normal. Eso es una clara muestra de que cuando se lleva un tiempo y se empieza a confiar uno en demasía, piensa que la cosa no es para tanto, sin pararse a recordar sus comienzos cuando también creía que todo estaba controlado y que solo estaba pasando un rato agradable. Que pena que las personas tengamos una memoria tan frágil para según que cosas.

Hasta pronto.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Reconocimiento de la ludopatía como enfermedad.


Reconocer que la ludopatía es una enfermedad, es un paso muy importante a la hora de intentar la rehabilitación del juego, no solo por parte del propio ludópata sino también por parte de su entorno más cercano. Ver y entender la ludopatía como una enfermedad y no como un vicio causa en todos una sensación positiva, no es lo mismo sentirse un indeseable que a jugado con la confianza de todos, destrozando y arruinando todo a su paso, que ser un enfermo que tan “solo” necesita aprender y seguir con el apoyo y tutela de otras personas una serie de medidas preventivas, para conseguir mantener el juego apartado de su vida. Y que me dicen de quienes pretenden ayudarle, tampoco para ellos es lo mismo tratar de ayudar a ese vicioso mala persona y sin sentimientos, que ha alguien enfermo que es incapaz de controlarse por si mismo.
Con el reconocimiento de la enfermedad, todo se vuelve más sencillo, que no fácil, puesto que de fácil no tiene nada, conseguir una buena rehabilitación es algo que a todos, no solo al enfermo les costará mucho trabajo y tiempo lograr, pero que cuando se logra es altamente gratificante y compensa todo ese esfuerzo realizado.
Poco a poco la sociedad en general va cambiando y es más fácil encontrar información y grupos de autoayuda al respecto, pero por desgracia no en un nivel suficiente, ni tan siquiera aceptable. Es mucho el beneficio que para algunos crea el juego, incluyendo a los gobernantes por medio de los impuestos, que lavándose las manos tal y como hizo Pilatos en su día, por medio de unas lastimosas ayudas a las asociaciones, se desprenden del problema de otros muchos, no solo de los ludópatas sino también de sus familias que sufren las consecuencias, permitiendo y animando el continuo auge del juego en todas sus facetas.
A modo personal, la aceptación por mi parte como enfermedad de la adicción de mi esposa al juego, me permitió una implicación más a fondo en cuanto a mi participación en su rehabilitación, dejándome ver lo que nos estaba ocurriendo desde otra perspectiva libre de reproches y acusaciones, que lo único que lograban era empujar con más fuerza a mi esposa hacia el juego.

Hasta pronto.

jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Estamos preparados ante una recaída?


Este tema le hemos tratado en distintas formas anteriormente, y tal y como dije en la última (27/06/13) cuando nos hacen o hacemos esa pregunta, por mucho que contestemos si o no. Intentando razonar nuestra respuesta, diciendo que:

  • Si, por lo mucho aprendido en las terapias, de los compañeros, en Internet, libros, o por cualquier otro medio.
  • No, por lo mucho sufrido y el no estar dispuesto a pasar por el mismo infierno nuevamente.

La verdad es que es imposible que sepamos nuestra reacción ante tal hecho hasta que suceda, si es que llega a pasar alguna vez, lo que no es necesario ni agradable para nadie. Y si bien es cierto, que en algunas ocasiones la recaída puede ser un revulsivo para quienes no se pusieron las pilas desde el primer momento, no es menos cierto, que tener que pasar por el intenso sufrimiento que conlleva la recaída, para darse cuenta de la seriedad de la enfermedad y por mucho que se aprenda de ella, no deja de ser una gran perdida de tiempo en nuestra rehabilitación.
Si es cierto que a medida que vamos aprendiendo cosas sobre la enfermedad y los comportamientos asociados a ella, también aprendemos que la recaída es algo que puede producirse en cualquier momento en el que bajemos las defensas contra la enfermedad, pero eso no quiere decir para nada, que alguna vez se pueda estar preparado para ella cuando ésta se presenta. Si no somos capaces de saber que humor vamos a tener al día siguiente o dentro de un rato al conocer alguna noticia, ¿cómo vamos a ser capaces de saber como reaccionaremos tras una recaída, por mucho que sepamos que esa posibilidad pueda darse?
Creo que seria más sensato, enfocar todo nuestro esfuerzo en aprender a poner en práctica los medios a nuestro alcance para no recaer, las famosas medidas preventivas.
Esas mismas que nos empeñamos en tratar de amoldar a nuestros intereses, en lugar de hacer lo contrario y cumplirlas a raja tabla. Eso si, cuando llegan las temidas recaídas, todos pensamos “si hubiese cumplido esa medida preventiva tal y como debería haberlo hecho, esto no habría pasado”. Así una y otra vez. Vamos viendo caer compañeros a nuestro alrededor por no cumplirlas, y sin embargo seguimos haciendo lo mismo ¿Cuándo llegaremos a darnos cuenta que las experiencias vividas y sufridas por los demás, pueden servirnos a nosotros para no tropezar en la misma piedra?

Guardarse las cosas para uno mismo no es bueno nunca, siempre llega un momento en el que nuestro cuerpo y mente dicen “vasta” y terminan por derrumbarse. La esencia de las asociaciones, libros, foros y de este tipo de blogs, no es otra que precisamente la de ayudar a compartir ese peso entre todos, las enseñanzas que de ellos recibimos nos ayudan a llevar la enfermedad mejor, pero si no participamos, no compartimos, no nos expresamos, no nos desahogamos, echando fuera todo ese peso acumulado en nuestra mochila, llegará el día en que no tenga más capacidad y reviente destrozándonos con ella.
¿Qué significa, esperar a estar preparado para comentar lo que nos atormenta?
¿Es qué puede haber alguien más preparado que nosotros mismos para hablar de nuestra vida?
Nuestros problemas e ilusiones, nuestras metas y logros, nuestras ideas y pensamientos,… podrán estar equivocados o no, pero desde luego de lo que no hay duda es que nosotros mismos, como persona somos los únicos capacitados para decir como nos sentimos en cada momento, gracias a ello nos podrán ayudar y tal vez a la par lo que nosotros expresamos sea de ayuda para quienes se encuentren en situaciones parecidas.
Ya se sabe, para que unos puedan leer otros antes deben haber escrito.

Hasta pronto.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Valoración del dinero.


Tratado el 05/04/2013.


Me temo que poco puedo añadir a lo expuesto en la ocasión anterior, puesto que sigo considerando que el comentario se ciñe a lo que representa una generalidad o mayoría en el comportamiento de los ludópatas que acuden a las asociaciones.
Eso sí añadiré que por parte de los familiares, también debe ser importante dicha valoración. No es de recibo pedir al enfermo que aprenda a ajustarse a un pequeño presupuesto diario, tan pequeño que se reduce a lo más básico para cubrir las necesidades diarias, y que por parte del familiar no se cumpla cierto control en cuanto al gasto en cosas no necesarias, algo así como pequeños caprichos, los cuales en cambio si estamos pidiendo y obligando a los enfermos a restringir. Esas situaciones además de causar muy mal ejemplo en los enfermos, nos conducen a discusiones fácilmente evitables y que por desgracia se producen más habitualmente de lo que seria imaginable, los familiares debemos ser conscientes que estamos tratando de ayudar en la rehabilitación de nuestros enfermos y no de buscar pequeñas venganzas por los despilfarros que pudieran cometer durante su etapa como jugadores, salidas de tono como “más te gastaste tu en el juego” o cosas por el estilo para justificar estos gastos, son claros reproches que no justifican nada y que por el contrario crean situaciones altamente peligrosas en cuanto a peleas domesticas y recaídas se refiere.
Es trabajo del enfermo a aprender a valorar al dinero en su justa medida, si no quiere quedarse atrapado en una incapacidad permanente a manejar su propio dinero o el de su unidad familiar, pero también es trabajo del familiar, aprender a valorar ese cambio de actitud por parte del enfermo, posibilitando según esto vaya sucediendo, que el enfermo pueda intervenir en mayor medida en el control de la economía familiar, compartiendo entre ambos dicho control poco a poco.


El dinero no crece por si solo en el campo y por lo tanto, debe ser un compromiso de todos los integrantes de la familia su control y economía.

Hasta pronto.