domingo, 30 de junio de 2013

Control del dinero.


Tema tratado con anterioridad el 11/10/2012.

Sin lugar a dudas el dinero es lo que más discusiones causa entre familiar y enfermo. Cuando alguien ingresa en una asociación lo primero que se hace además de tratar de explicarle que es la ludopatía y como tratarla es aconsejarle el mayor control posible del dinero, tanto por parte de el enfermo como del familiar, en esté es en quien suele recaer el duro trabajo de controlar a una persona adulta que ha perdido por completo su autocontrol sobre el juego y por lo tanto sobre el dinero, ya que este es la llave para poder acceder al juego. La papeleta no es nada fácil para el familiar que de golpe, además de verse implicado en una vorágine de situaciones nuevas y ajenas a él, encima se tiene que comportar cual banquero despiadado de hoy en día y tratar por todos los medios de hacer que el enfermo disponga del menor dinero posible en su día a día. El dinero que debe manejar el enfermo le guste o no, tiene que ser el imprescindible para su gasto diario, y este gasto debe ser coherente con su situación económica en cada momento.
Es frecuente que al ingresar en una asociación o buscar cualquier otro tipo de ayuda ya sea profesional o a trabes de internet en páginas especializadas, la economía del enfermo y de su familia estén bajo mínimos a causa de tanto descalabro habido hasta localizar el problema, que el enfermo pretenda seguir con su ritmo de vida como si la cosa no fuese con él o ella según el caso; por eso cuando se habla de tener el dinero básico para el día siempre sale a relucir el tabaco, el café, o algún que otro vinito, cerveza, refresco o similar, sin pararse a ver si realmente se puede permitir tal gasto o no ya que lo realmente necesario son los gastos de comida, ropa y calzado, todos los relativos al hogar como hipotecas si las hubiere, luz, agua, gas…, etc. También son necesarios los gastos en desplazamientos al trabajo, escolares de haber niños y toda una serie de cosas que deben priorizarse antes que los caprichos personales mencionados anteriormente como tabaco, café y demás. Ya que se tiende a decir al familiar, “tú me das para mis cosas y con lo demás arréglate como puedas” eso sí, si las cuentas no salen a fin de mes, el enfermo ya no quiere saber nada, “es problema del familiar que para eso es quien lleva las cuentas y (quiere) controlar mi vida”. Por favor, seamos serios a la hora de adjudicar prioridades.
El familiar también debe tomarse las cosas en serio, si realmente pretende ayudar al enfermo. Actitudes permisivas “por no incomodar” al enfermo, tales como permitirle más dinero del necesario, la no presentación de tickets, o actos semejantes con la peregrina excusa de no poner en evidencia al “pobre” entre sus amigos, no debe ser aceptada, ya que poco o nada le importaba en su día ponerse en evidencia jugando en demasía delante de ellos, o invitar a quien fuese sin pararse a pensar si podía permitírselo o no.
Si algunas situaciones pueden hacérsele violentas al enfermo como por ejemplo pedir el ticket de un café cuando está con amigos, lo tiene fácil, que valore que prefiere, el café y el ticket o no tomar dicho café y evitarse la situación violenta de tener que pedirlo.

La vida esta compuesta por continuas decisiones y se debe aprender a tomar las más acordes con nuestra situación actual en cada momento, pretender quererlo todo como si de niños se tratara o de lo contrario tener una pataleta, desde luego no es el mejor camino para salir del problema, sino al contrario agranda el riesgo de sufrir tentaciones y por lo tanto aumenta las posibilidades de recaída.
Hasta pronto.

jueves, 27 de junio de 2013

Cómo hacer frente a una recaída.



Tema tratado con anterioridad el 03 /01/ 2013.

En las asociaciones se explican una y otra vez las pautas a seguir en caso de sufrir una caída o recaída tanto por parte del enfermo como del familiar una vez que este tiene conocimiento de ella, pero la verdad es que por parte del enfermo rara vez se cumplen estas pautas, a mi modo de ver la principal, que seria sincerarse y decirlo lo antes posible y de esa manera poder poner remedio antes de que se escape de nuestras manos, tan solo es cumplida por un bajo porcentaje de enfermos, dando pie a nuevas mentiras y nuevas situaciones de riesgo, sobre todo si aún no a pasado mucho tiempo desde su ingreso en la asociación, ya que si se esta cumpliendo la norma de prevención en la que se indica que el enfermo debe tener cualquier medio de acceso al dinero controlado y limitado tan solo a sus necesidades básicas, intentará volver a jugar con la esperanza de poder recuperar lo perdido y de esta forma volverá a entrar en el mismo circulo que le llevo a su situación anterior.
Por eso y entre otras cosas para evitar tal situación, el ludópata debe vencer cualquier tipo de miedo o recelo a contar lo ocurrido ya que de no hacerlo así el principal perjudicado siempre es él mismo y después por supuesto su entorno, sobre todo las personas más cercanas y que convivan con él.

Pero además del tan manido aspecto económico también adquiere gran importancia, tal vez incluso mayor, dependiendo de los casos y la situación en que se encuentre cada uno, el tema emocional, ya que de seguir ocultando lo ocurrido se traiciona a sí mismo y a sus seres queridos, con quienes volverá a tener un distanciamiento tratando de evitar cualquier situación en la que poder ser descubierto, reproduciendo las mismas sensaciones que en su pasada etapa de jugador en activo aunque solo hubiese jugado una vez, creando una barrera infranqueable en su rehabilitación hasta no decirlo o ser descubierto. Por lo tanto ¿por qué alargar esa agonía innecesariamente?
Por parte del familiar, que es el caso en el que yo me encuentro, la forma de actuar también está claramente definida aunque cuando se pregunta a un familiar cual supone seria su reacción en caso de darse dicha situación, también suele coincidir la respuesta con algo como “no se si estaría preparado para afrontar una caída o recaída, ya que lo he pasado muy mal y creo que no lo resistiría otra vez”
La verdad, es que como es lógico todo eso no son más que conjeturas y que realmente nadie sabe como va a reaccionar en un caso así, ni incluso los que ya hayan pasado en anteriores ocasiones por esa misma experiencia, pues como dije antes, todo depende no tanto del acto en sí de la caída o recaída, sino de la situación de cada uno en ese momento en particular y el modo de comportarse del enfermo, puesto que si algo molesta de verdad al familiar, es la mentira y la vuelta a las andadas.



Un compañero de un foro escribió esto sobre las recaídas que me parece interesante.


La recaída no es un chiste.

Las acciones diarias ostensivas mantienen las acciones y los pensamientos subconscientes en control.
Si cambiamos o detenemos las acciones diarias positivas que apoyan la recuperación, estamos abiertos a los cambios en nuestras intenciones subliminales.
¿Cuántas veces hemos oído a alguien que ha recaído decir: "Yo estaba haciéndolo muy bien y luego, de repente, estaba jugando"?
Cualquiera que haya estado en recuperación por un tiempo sabe que la recaída no es un fenómeno "de repente".
Una recaída puede comenzar meses o incluso años antes de nosotros caer en ella.
Esto es lo que crea la ilusión de que todo está bien.
Algunos de nosotros nos sentimos como si las cosas van bien y luego, de repente, estamos jugando sin ningún tipo de comprensión de lo que nos condujo a ello. Pero si miramos hacia atrás en nuestras acciones y actitudes de las semanas, días u horas previas al juego, nos damos cuenta de que no fue, de hecho, de repente.
Al igual que el remate de un chiste, la recaída es a menudo un giro inesperado en lo que se pretendía.
Pero también al igual que con el chiste hay elementos de lo inevitable mezclados con la sorpresa.
Sólo recuerda:
"La recuperación es fácil. Todo lo que tienes que hacer es cambiarte a ti mismo."
Eso puede ser un refrán divertido, pero no es ningún chiste. La recuperación no es nada fácil.
Si hacemos algo todos los días para apoyar la recuperación, maximizamos la posibilidad de permanecer sin jugar un día más.


Por J.G.M. cooperante del foro FUTURO SIN JUEGO.

Hasta pronto.

domingo, 23 de junio de 2013

¿Cuánto control debe ejercer el familiar?


 


Queda claro que el familiar debe ejercer un control sobre el ludópata en el inicio de la rehabilitación, pero ¿cómo y hasta cuando se debe efectuar este control?
Es paradójico como en la misma terapia se plantean dos deseos diametralmente opuestos sobre esta misma cuestión.



Por una parte nos encontramos con el enfermo que a punto de cumplir un año en la asociación y en vista de que no ha vuelto a jugar en ese tiempo, piensa que tiene todo bajo control por si mismo y por lo tanto el control por parte del familiar le parece prescindible, se siente agobiado y percibe una falta de confianza por parte del familiar hacia su rehabilitación, tal vez sin pararse a pensar que ese tiempo que para otras cosas podría parecer una eternidad, en esta enfermedad no pasa de ser más que una primera etapa en su rehabilitación.

Todavía queda mucho por hacer y mucho por recorrer, debería darse cuenta que son muchas las ocasiones en las que de una forma u otra, todos los buenos propósitos e intenciones de dejar atrás el mundo del juego resultaron fallidos, haciendo con ello que el familiar no sepa cuando debe bajar el nivel de control a ejercer. Es mucho el miedo que el familiar tiene a una nueva recaída… a un nuevo fracaso… a un nuevo engaño.

Por otra parte otro enfermo, esté con un amplio historial de recaídas a sus espaldas y con un no menos amplio historial de perdidas, dinero… tiempo… pero sobre todo de afecto. Esa es su más terrible perdida, los seres queridos que pasaron por su vida y tras una y otra decepción fueron quedándose atrás, solo y abatido, es ahora cuando hecha de menos ese control que siempre le exasperó, ese control que tantas veces eludió como pudo para poder hacer las cosas a su antojo y gana, sin dar cuenta a nadie de lo que hacia y deshacía.
Pero es sabido que el tiempo nos pone a todos en nuestro sitio y lugar, por eso en estos momentos y tras un periodo parecido al del otro enfermo, dándose una nueva oportunidad, no está dispuesto a fallarse de nuevo ni a él, ni aquellos que vuelven a depositar su confianza en él. Por eso esta vez está dispuesto a soportar los controles que sean necesarios, ya que no quiere perder nuevamente el tren de la compañía, ya ha viajado suficientemente en una angustiosa soledad.

Al igual que los enfermos necesitan tiempo para cambiando de hábitos y costumbres, centrarse en lo que realmente quieren hacer en su vida y como vivirla rodeados de los demás, el familiar necesita tiempo… mucho tiempo, para ver y convencerse de que efectivamente el enfermo esta haciendo las cosas bien, retomar una confianza perdida, es mucho más difícil que darla por primera vez, ya que siempre queda en el recuerdo lo ocurrido en el pasado. Lamentablemente es más fácil perdonar que olvidar, esto último es prácticamente imposible y por lo tanto se necesita de mucho más tiempo que unos meses para aprender a convivir con esos recuerdos que de forma recurrente nos dicen “cuidado, controla esa situación por si acaso”
Como ya he dicho en tantas ocasiones, un buen trabajo de rehabilitación y tiempo… mucho tiempo, terminará por traernos aquello que buscamos.
Hasta pronto.

viernes, 21 de junio de 2013

Separar problemas.


No saber separar los problemas que se nos presentan en la vida puede suponer otro problema en si mismo. Al igual que los problemas que tengamos por ejemplo en el trabajo, (el que tenga hoy en día de eso, jejeje) no es conveniente que los llevemos a casa, haciendo pagar a nuestra familia el mal humor que nos haya podido generar dicho problema, tampoco es conveniente que cualquier problema del tipo que sea, por el mero hecho de tratar con un/a ludópata tenga que tener relación con la ludopatía.
La convivencia con un ludópata en activo o en el principio de su rehabilitación, no es nada fácil. Tanto el familiar como el propio ludópata tienden a enfocar todo tipo de situaciones que se produzcan entre ellos hacia la enfermedad, como si no hubiese posibilidad de que tanto uno como otro pudiesen hacer o pensar más allá de esta. ¿Qué discuten entre ellos…? los dos, aunque visto desde distinto lado echan la culpa a la enfermedad, ¿qué uno se muestra intransigente en algo…? El otro dirá que es por la enfermedad, ¿qué el ludópata lleva unos días retraído…? También se achaca a la enfermedad. La enfermedad pasa a ser como una gran red que lo abarca todo.
En esas ocasiones no nos paramos a pensar que el haber tenido un mal día en el trabajo,
enfadarnos con alguien, o simplemente haber tenido un mal día en general, no tiene porque ser motivo para sacar a relucir ciertas cosas, convirtiéndolas en reproches y arrojándolas como dardos envenenados a todo aquél que se cruce en nuestro camino. Uno de los objetivos de las terapias es enseñar a los asistentes, que sacar los problemas de contexto lo único que hace es magnificarlo; involucrar a terceros o llevarlos de un ámbito a otro los complica hasta tal punto, que posiblemente un pequeño problema, que con algo de interés por nuestra parte fuese solventado sin más inconvenientes, se convierta de pronto en algo infranqueable y motivo de grandes discusiones.

Centrar cada problema en su contexto original e intentar resolverlo por separado de cualquier otro tipo de circunstancia facilita las cosas, pensar que no todo tiene por que ser blanco o negro también. Es más fácil resolver las discrepancias dialogando sobre ellas y tal vez cediendo en parte, que insistir obcecadamente en tratar de imponer por encima de todo nuestro punto de vista.
Se buscar posibles alternativas, valorar las consecuencias de cada una de ellas y tratar de llevar a la práctica las elegidas. Pero lo esencial es hacernos una idea clara de cómo y porque se generó dicho problema, y analizar nuestra propia conducta al respecto, por si existiese algo que pudiésemos cambiar para evitar que vaya a más, o al menos darle una parte de solución.
Hacer caso omiso de ellos, evadirlos u ocultarlos, además de no dejarnos madurar como se espera de personas adultas y responsables, tan solo hará que al igual que una bola de nieve, se vayan haciendo más y más grandes del mismo modo que nuestra personalidad se hará más  y más pequeña, emocionalmente débil e introvertida.
Hasta pronto.

lunes, 17 de junio de 2013

Ventajas e inconvenientes desde que dejamos de jugar.






Existe un amplio abanico de posibilidades en cuanto a esta cuestión, ya que dependiendo de las circunstancias de cada caso los distintos puntos de vista varían en gran manera.





Para empezar podríamos hacer dos grupos.
  • Enfermos.
  • Familiares.
Que a su vez también se podrían dividir en distintos grupos, en los cuales el grado de implicación y trabajo, también es diferente dependiendo de cómo y porque hagamos las cosas. No es lo mismo hacerlas convencidos de la necesidad de ello y conociendo a lo que nos enfrentamos, que hacerlo obligados por las circunstancias y con cierta desgana, ya que aunque la intención en este último caso no dejará de ser buena, no llegaremos a poner todo lo posible por nuestra parte para conseguir una buena rehabilitación.
Podría decirse que todas sensaciones son contradictorias dependiendo de si hablamos del enfermo o del familiar y de antes o después de asumir la enfermedad.
Antes de asumir la enfermedad:
  • Enfermo – inconveniente = ¡Pretenden controlar toda mi vida!
  • Enfermo – inconveniente = ¡No puedo hacer  cosas que me gustan!
  • Enfermo – inconveniente = ¡Tengo que asistir a las terapias de grupo!
Después de asumir la enfermedad:
  • Enfermo – ventaja = Como controlan mis cosas, evito tentaciones.
  • Enfermo – ventaja = Al no jugar, mi mente se va despejando poco a poco y gano tranquilidad.
  • Enfermo – ventaja = Asisto asiduamente a las terapias y participo en ellas, adquiriendo conocimientos y fortaleza.

Antes de asumir la enfermedad:
  • Familiar – inconveniente = ¡Tengo que controlar toda su vida!
  • Familiar – inconveniente = ¡Solo quiere hacer las cosas que le gustan!
  • Familiar – inconveniente = ¡Tengo que asistir a las terapias de grupo!
Después de asumir la enfermedad:
  • Familiar – ventaja = Al controlar sus cosas le evito tentaciones.
  • Familiar – ventaja = Al no jugar, su mente se va despejando poco a poco y eso me da tranquilidad.
  • Familiar – ventaja = Asisto asiduamente a las terapias y participo en ellas, adquiriendo conocimientos y fortaleza.
Estos son tan solo unos cuantos ejemplos, por supuesto existen muchísimas más situaciones que se podrían enumerar tanto para enfermos como para familiares. Lo que si queda claro en este pequeño ejemplo es que no es el tiempo en sí lo que causa las distintas sensaciones, sino los hechos realizados en cada momento y la forma de enfrentarnos a ellos.
Hasta pronto.

jueves, 13 de junio de 2013

Integración familiar.


Tema tratado con anterioridad el 09/12/2012.

Después de un tiempo más o menos largo, con problemas con el juego y tras contar en casa lo que pasa de propia voluntad o porque no se tenga más remedio tras haber sido descubierto; el ludópata y su familiar o familiares entran en un duro tira y afloja, unos por querer minimizar lo ocurrido (lo contrario, puede darse el caso pero no es lo habitual ni mucho menos) y otros por intentar querer saberlo todo ya mismo.
Es un tiempo de continuo nerviosismo en el que las discusiones son generalizadas, causadas por el mínimo motivo aparente. Dando la sensación de que cualquier cosa es buena con tal de discutir por algo y echarse las cosas en cara unos a otros.
Después de comenzar la andadura en una asociación y tras un tiempo de adaptación tanto el enfermo como los familiares que a ella acuden van viendo las cosas de distinta manera, pero con el resto de familia o circulo social las cosas no suelen ir de la misma forma y sobre todo a la misma velocidad, pretender que alguien que tiene un conocimiento nulo o muy superficial de este problema, ya que ni tan siquiera suele ser entendido como enfermedad, es algo así como pretender un imposible.
Deberíamos darnos cuenta de que si a nosotros que asistimos a ella, nos cuesta un tiempo y más de una lagrima asumir la situación, pedir que los demás sin saber de que va la cosa nos comprendan y tal vez perdonen, necesita además de bastante más tiempo, de que sea el propio enfermo quien de el primer paso al acercamiento.
En esos momentos y para dicha causa no importa si los desmanes son cometidos por culpa del enfermo o de su enfermedad, el caso es que sea como sea, quien los llevo a cabo fue él, y por lo tanto comportarse de modo soberbio y en ocasiones hasta chulesco no es la mejor manera de propiciar un acercamiento. Pretender ir de pobre enfermo sin culpa ni pena, lo único que puede propiciar es mayor encono y hacer desistir a los demás de una posible reconciliación.
El enfermo debe ir un paso por delante cumpliendo las normas al pie de la letra y ser él quien propicie dicho acercamiento, dando a demostrar que está arrepentido de su actitud anterior y que hace lo posible por remediarlo. Si esto fuese un examen tipo test y se nos dieran dos opciones A o B y nos preguntaran por la forma correcta de proceder:

  • A.- Exigir que la persona a quien hemos estado engañando y defraudando, venga hasta nosotros para interesarse por nosotros y hacer las paces.
  • B.- Seguir de forma correcta las normas y ser los enfermos quienes busquen rectificar errores cometidos dando el primer paso de acercamiento.

La respuesta a tachar seria la B ya que el enfermo no es culpable de su enfermedad, pero si responsable de su rehabilitación y la búsqueda del restablecimiento de la normalidad.

Hasta pronto.

sábado, 8 de junio de 2013

¿Que punto de las normas te cuesta más cumplir?


Tema tratado con anterioridad el  04/03/2013

Una vez más decir que a nivel personal el punto que más me cuesta, es el de la comunicación.
Sin embargo no penséis que todo sigue igual ni mucho menos, aunque siga siendo el punto que peor llevamos en la pareja, ha habido avances importantes desde que comenzamos a trabajar en ello, lo que antes no era más que un simple si o no y poco más, ha pasado a ser algo más. Ahora nos contamos las cosas que nos ocurren en el día a día, lo que pensamos hacer y por qué. Si, es posible que pudiésemos extendernos algo más e ir más lejos, pero debido a nuestros caracteres el avance es lento y trabajoso.
No por ello hemos desistido conformándonos con pensar en que como somos así y no vamos a cambiar nuestra forma de ser o carácter, para que trabajar en ello. Sinceramente creo que el carácter no es una cosa inamovible, que uno es como es y ya está, como todo en la vida el paso del tiempo y las experiencias vividas en el, hacen que la forma de ser de cada individuo vaya cambiando y moldeándose según las circunstancias. Por lo tanto trabajando en que se den unas condiciones u otras, es posible modificar tanto la forma de pensar, como la de actuar de cualquier persona, sin importar si padece o no una enfermedad, característica, o cualquier rasgo diferente a lo común o no.

Otros puntos de las normas, tales como la sinceridad y transparencia, cambios de hábitos y costumbres, también suelen ser puntos difíciles de cumplir en los primeros tiempos de estar en las asociaciones, ya que son temas que requieren un cierto tiempo para cambiar. Cuando la vida se ha convertido en una constante mentira, resulta difícil cambiar de pronto a sinceridad y transparencia total, o dejar de hacer lo que se venia haciendo diariamente, como ir a un bar a tomar un café, leer el periódico o simplemente a charlar con las amistades, esto pasa a ser una situación de riesgo y por lo tanto debería eliminarse. Este tipo de conductas que en un principio parecen inofensivas, son las que más cuesta cambiar al no entender en que puede perjudicar el hecho de tomar un café, cuando lo que perjudica no es el café sino el ambiente donde se está tomando.
Una vez más recalcar que las normas de conducta son tanto para enfermos como para familiares, unas para unos otras para otros y otras para todos. Es tan importante que los familiares cumplan sus normas como los propios enfermos las suyas, ya que el relajamiento por cualquiera de las dos partes, induce al relajamiento por la otra y esas situaciones ya conocemos donde nos llevan.
Hasta pronto.

jueves, 6 de junio de 2013

Cambio de hábitos y costumbres.


Tema tratado el 27/12/2012.

Algunos ludópatas cuando llevan poco tiempo de rehabilitación (algunos meses) manifiestan que cambiar sus hábitos y costumbres significa para ellos mayor esfuerzo y trabajo que el dejar de jugar propiamente dicho.
Claro que si, a ellos y a todos los demás también. No pretendamos negar lo evidente, si cumplimos las normas y nos cerramos lo mejor posible las puertas de acceso al juego… dinero, tiempo, ocasión… Resultara fácil no jugar aunque se esté pensando en el juego de forma continua o reiterada al cabo del día. En cambio hacer las cosas de distinta forma a la que estamos acostumbrados, o buscar otras cosas que hacer, cambiar rutinas diarias que nos hacían sentir cómodos y seguros, aunque fuese de forma ficticia, como llevar encima más dinero de lo necesario, frecuentar ciertos ambientes, alternar con cierto tipo de amistades, mantener una actitud con la familia poco adecuada pero necesaria para el desarrollo de nuestra actividad como jugador, eso si trastoca la forma de vida de los últimos tiempos, seguramente de los últimos años, por lo tanto es lógico que cueste esfuerzo realizar estos cambios, pero esa misma lógica nos lleva al convencimiento de que son necesarios e indispensables.

Todos estos cambios se deben realizar desde la sinceridad y transparencia hacia los más allegados, ¿de que nos sirve querer mejorar nuestra calidad de vida, si no podemos disfrutar de ella por seguir con mentiras, ocultaciones o engaños?

Los cambios de hábitos y costumbres afectan de igual modo a todo familiar o acompañante que pretenda ser una ayuda óptima para el enfermo, pretender servir de ayuda al enfermo sin que esto conlleve cambios en nuestra propia rutina diaria, es pretender un imposible. El acompañante debe ser el muro donde se refugie el enfermo cuando hace las cosas bien y el muro donde choque y le detenga, si pretende hacerlas mal.

Ceder ante la insistencia en la demanda por parte del enfermo, en algo que sabemos es contraproducente para la enfermedad, bajar el nivel de control antes de que el enfermo esté preparado para ello, encubrirle en sus errores o facilitar que pueda cometer estos, es una forma pésima de prestar ayuda.
 El familiar que verdaderamente pretenda ayudar a su enfermo, no debe anteponer su comodidad a la seguridad de la rehabilitación y por lo tanto no debe exponer al enfermo a riesgos de tentaciones, por muy controlada que piense tener la situación, hasta que el enfermo no este en condiciones de asumir esas responsabilidades, que han de ser logradas de forma progresiva y pausada, nunca de golpe y apresuradamente. El dialogo es la mejor arma en manos del familiar, y la asociación y sus normas la mejor medida por parte de los dos, enfermo y familiar, para conseguir los resultados deseados, ante cualquier duda o problema planteado, la siguiente reunión de grupo debe ser el foro donde exponerlo y desarrollarlo, evitando con ello discusiones y malos rollos que solo tienden a reproches y a empeorar las cosas.
Hasta pronto.

domingo, 2 de junio de 2013

¿Qué significado tiene la asociación para mí?


Tema tratado con anterioridad el 18/02/13

Para mí, el significado que tiene la asociación, va más allá de un grupo de personas que en un número mayor o menor dependiendo de los días, se reúnen para tratar de encontrar solución a una enfermedad que padecen, ellos o sus familiares.
Para mi familia, la asociación a sido el lugar donde hemos encontrado la armonía perdida durante varios años, el sitio donde hemos aclarado dudas y aprendido cómo tratarlas, donde dialogar sin gritos y peleas, algo impensable en el comienzo de nuestra andadura en la rehabilitación de la ludopatía, en la  que por cualquier cosa y a cualquier hora saltaban chispas haciendo imposible un dialogo calmado y sin reproches. El dialogo calmado, es algo que aprendimos y conseguimos en la asociación gracias al buen hacer de su equipo técnico y sus socios más veteranos, los cuales aportando su experiencia logran encauzar a los recién llegados en un camino correcto hacia el fin deseado: la rehabilitación.

Para conseguirlo las terapias de grupo y las sesiones con el equipo técnico son indispensables, en las
terapias de grupo el uso de la palabra por turno, cedida por el moderador y evitando el debate directo entre los asistentes, asegura el claro entendimiento de lo dicho por la persona que en ese momento este hablando, ya que nadie le interrumpe ni molesta hasta que no termine de decir lo que en ese momento desee y que tenga que ver con el tema que se esté tratando en ese momento. Esto creo que es indispensable, ya que un debate abierto entre varias personas generalmente pasa a ser incontrolable y hablar más de uno al mismo tiempo es una perdida de éste, ya que nadie entiende a nadie y solo se oyen voces.

Por otra parte la asociación no solo se compone de terapias y sesiones con el equipo técnico, también se desarrollan una serie de actividades aparte, como el día de campo, la cena de navidad, el viaje cultural, el día del socio, sesiones deportivas, amenas charlas entre todos antes y después de las terapias… Todo un abanico de oportunidades de confraternizar entre los socios y acompañantes consiguiendo una camaradería inigualable, al sentirse en compañía de un gran grupo de amigos y compañeros, que a pesar de que algunas veces al ser duros con la enfermedad, de la sensación al recién llegado que se ataca a la persona a la que se dirigen las palabras, pero al poco tiempo de permanencia en la asociación se comprende que eso no es así, se ataca a la enfermedad, no al enfermo.
La buena sintonía entre todos se aprecia en los pequeños detalles tales como por ejemplo el que hace mucho, muchísimo tiempo mi familia dejo de preguntarme que tal nos va con la ludopatía, pero en cambio cualquier cosa que surja entre los miembros de la asociación ya sean enfermos o acompañantes, el resto de la asociación se preocupa de estar al tanto y hacer lo que esté en su mano por ayudar.
En definitiva para mi unidad familiar compuesta por mi esposa, hijos y yo mismo, la asociación a significado la continuidad de la misma, de no haber sido por ella quien sabe como nos encontraríamos.
Hasta pronto.