miércoles, 4 de abril de 2012

Era de esperar.

¡Olé ahí! ¡Con un par!

Que pena da ver una y otra vez la misma situación.
Nos hartamos de repetir, que el mayor enemigo de esta enfermedad es uno mismo, siempre pensando con suficiencia y arrogancia, como si lo que aquí se recalca tantas veces no fuera con nosotros.
Sí, nosotros que somos los mas “listos de la clase” los que con cuatro o cinco meses de acudir a una asociación ya tenemos bastante, los que nos sentimos ofendidos cuando alguien duda de nuestra gran capacidad mental, con la que seremos autosuficientes para tener control total sobre el juego. Es posible que el resto de ludópatas tengan que estar pendientes de su rehabilitación durante mucho tiempo, cerrando todo tipo de puertas para evitar una posible recaída, pero como digo esos son los demás.
Lamentablemente la realidad se cruza en su camino más bien pronto que tarde, con una crudeza que tampoco sabrán afrontar, una realidad que les conducirá por el mismo camino de ocultación y mentiras, hasta verse pillados otra vez mas.
Como digo una pena no aprender de los errores ajenos, no hacer caso del compañero que con el único propósito de ayudarte, expone sus vivencias pasadas para que se tome nota y no vuelva a pasar nadie por el amargo trance que representa una recaída y sus terribles consecuencias, no ya en dinero y tiempo perdido, que también; sino en dolor y perdida de confianza por parte de sus allegados y sobre todo por la suya propia.
Cuando se dice todo compungido, no se como me ha pasado esto y también eso de esta es la última vez.
¡Va por ti maestro! espero que el tropezón recibido te haga recapacitar y sirva de algo.